Opinión

La lástima

Esto de los escraches en casa de los políticos, además de un asco, es una horterada. La verdad es que me parecen muy macarras los que van a acosar a los ministros y ya me parecieron muy lamentables los que lo perpetraron contra varios responsables políticos del PP, entre ellos, a Soraya Sáenz de Santamaría y a Cristina Cifuentes. Estos métodos chuscos, de pantalón prieto, de macarra de bolera, parece que se están poniendo de moda gracias a una dinámica infame en la que hemos entrado los ciudadanos, azuzados por algún periodista que se cree más listo que el resto (y a veces da la sensación de que lo consigue gracias a la estupefacción y petrificación que nos causa a los demás) y por algún líder político que antes iba de outsider y que ahora resulta que es un Ministro, una Ministra o tiene un carguito. Me repugna hasta el tuétano la escenita en casa de Ábalos, el acoso al chalecito famoso de Galapagar de Irene Montero y Pablo Iglesias, entre otras cosas, porque en ambos hogares hay niños. ¿Cuál es el problema que tienen esos becerros para entender que provocar el miedo de un niño no tiene perdón, ni justificación, ni argumento que sirva para conseguir fin alguno? ¿Que no hay razón para causar esa perturbación en la intimidad de nadie? Todo eso, que me parece de lo peor, está pasando ahora y parece que vamos a por todas. Que en esta escalada sinsentido nos hemos propuesto dar un campanazo gordo. Todos. Empezando por un Vicepresidente del Gobierno que ha sufrido en sus carnes esas mierdas y que, como respuesta, amenaza con lo mismo. Yo creo que ahí Pablo Iglesias demuestra que esto le queda muy grande y que es grosero pensar que alguien con tanta responsabilidad en un país pueda ser un matón tan de libro. Qué nivel, qué bochorno, qué lástima de tiempo vivimos.