Opinión
¿A dónde va Arrimadas?
Todo el mundo coincide en el gran perjuicio que Inés Arrimadas causó a Ciudadanos (Cs) al abandonar el Parlamento catalán tras ganar las elecciones autonómicas para ocupar un escaño en el Congreso de Diputados de Madrid. Desde entonces, su partido en Cataluña, más que caer, se ha despeñado en la intención de voto. En España también, aunque por alguna razón más. Arrimadas da la impresión de no escarmentar y vuelve a las andadas, aunque esta vez en otra dirección. Ahora, aparece dispuesta a facilitar el lavado de cara político a Pedro Sánchez negociando los Presupuestos Generales del Estado a pesar de la presencia comunista de Podemos, cuya ideología se encuentra a una distancia sideral de Cs. El argumento de la utilidad para la gobernación carece de justificación en este caso. Para su formación tendría sentido el papel de bisagra entre PP y PSOE, nunca con Pablo Iglesias. Para mayor ahondamiento, no está dispuesta a aprender del pasado. Recordemos que Cs ya fue castigado cuando el entonces líder, Rivera, pactó la investidura de Sánchez, programa de gobierno incluido, un acuerdo «contra natura» ya que el PP había ganado las elecciones con 123 escaños frente a los 90 socialistas y los 40 naranja. El castigo de los votantes a aquella operación se plasmó en en la deriva hacia el abismo político. Tanto, que aquel grupo de 40 diputados de 2015 se redujo a diez en 2019. Con estos precedentes, Arrimadas se muestra dispuesta a aliarse con el social-comunismo sin importarle las consecuencias que de ello puedan desprenderse. A no ser que su actuación responda a las preguntas fórmuladas por mi amigo Rogelio: ¿pretende un Ministerio en la próxima remodelación de Sánchez?, ¿tenía todo esto preparado desde que decidió huir de la política catalana? Solo ella lo sabe. Así es la vida.
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