Vida cotidiana

Los años

«Tienes miedo de muchas cosas, ya sabes lo que es perder a alguien cercano»

El viernes cumplí años. Cincuenta y cuatro años. Podría quitarme alguno, pero me delatan las patas de gallo y algunas otras cosas más que ya procuro taparme porque van en caída libre. Yo, cuanta más tela, mucho mejor. Podría hacer lo que hacía mi abuela, que era ponerse de más. De hecho, en la familia no sabíamos exactamente qué edad tenía o a quién votaba, pero esto último no era culpa de ella porque, de camino al colegio electoral, se le cambiaba la papeleta gracias a la pericia de hijos, nietos y demás. El caso es que el viernes me encalomé otra vuelta al sol, que dicen los cursis, y creo que estas cosas, lejos de perjudicarte, fortalecen. Es verdad que ya no está una ni prieta, ni le aprovecha hacer gimnasia, todo lo que come se le nota y te llaman de Vd incluso con mascarilla. No engañas a nadie. Eres una mujer seca de cuello para abajo y de cuello para arriba tienes muy mal pelo, pero no pasa nada. Lloras casi todos los días. Unas veces porque eres menopáusica y una hormigonera hormonal y otras porque sueltas lágrimas hasta en el check out de los hoteles. Tienes miedo de muchas cosas, ya sabes lo que es perder a alguien cercano y la ansiedad ante unos análisis de sangre. Pero hay algo que te compensa, que te permite saber que todo el tiempo que ha pasado tiene su premio: has decidido quiénes son tus amigos. Ya les has visto en las buenas, en las malas y en las regulares. Se han quedado algunos en la cuneta pero tampoco pasa nada. Sabes quiénes son y sabes que tampoco lo que ocurra entre vosotros es tan importante. Sabes enfadarte menos, sabes comprender. Sabes ponerte en los zapatos del otro, sabes mentir por no ofender, sabes que este es un viaje corto, pero que merece la pena. Sabes que no siempre vas a ser feliz, pero disfrutas mucho más de un rato de risas. Sabes. Ya sabes. Bendito paso del tiempo.