Internacional

Los peligros de simular tu propio secuestro

Sandrini ha sido acusado de fraude y de simular un delito, mientras que los otros tres cerebros de la estafa han sido detenidos por motivos terroristas

La sabiduría popular es doblemente acertada: «Cuando algo puede salir mal, sale mal» y «quien juega con fuego acaba quemándose». Alessandro Sandrini, un empresario italiano, tenía tablas en eso de jugar con fuego. Por ello, cuando tres «socios» le propusieron simular un secuestro a cambio de enriquecerse con su rescate, Sandrini accedió. Corría el año 2016, cuando el grupo terrorista Estado Islámico (EI) había instaurado un califato en Oriente Medio. Además de cientos de cerebros de jóvenes en todo el mundo controlaba amplios terrenos desde Siria hasta Irak. Los ciudadanos extranjeros se cotizaban al alza. El EI demostró su habilidad en la mezcla de vídeos con mensajes propagandísticos para posicionarse como líderes del terror. Por entonces, secuestro pasó a ser sinónimo de Estado Islámico. En Brescia, una ciudad del norte, famosa por ser el lugar con más armas de toda Italia, los albaneses Fredi Frrokaj y Olsi Mitraj, y otro italiano, Alberto Zanini, prepararon el golpe. El empresario bresciano iría a Turquía de vacaciones y allí sería fatídicamente secuestrado por supuestos yihadistas del EI. Todo estaba cerrado con varios contactos y maleantes en Turquía. Sin embargo, una vez Sandrini cayó en manos de los falsos secuestradores, estos no pudieron controlarse. La causa era más importante que la compensación económica y decidieron llevar al joven italiano a Siria para entregárselo a Hayat Tahrir al Sham, unos terroristas que rendían pleitesía a Al Qaeda. Sandrini pasó mes tras mes cautivo en manos de unos secuestradores reales. Grabó vídeos, pidió clemencia, y demandó al Gobierno de Italia que por favor negociase con los hombres que lo tenían retenido, pues veía claro que su vida estaba en peligro. Por fin, dos años y ocho meses después, cumplidos los 34, en 2019 fue liberado. Sandrini dio una rueda de prensa al uso, explicando que durante el cautiverio, «nunca perdió la esperanza de volver a casa». Por supuesto, no mencionó el plan gestado en Brescia. «Me capturaron en Turquía. Estaba en la calle, al anochecer. En un momento me perdí en la ruta hacia el hotel: ya no sabía en qué dirección era. Caminé por las calles de Adana. Estaba, digamos, drogado, me quedé dormido y me desperté en una habitación con dos personas encapuchadas y armadas», contó a la prensa desde Bab al Hawa, al norte de Siria. Fue gracias a unas milicias contrarias a Bachar al Asad, denominadas el «gobierno de Salvación», que lo liberaron en Idlib. Pues bien, este lunes la Fiscalía ha movido ficha. Sandrini ha sido acusado de fraude y de simular un delito, mientras que los otros tres cerebros de la estafa han sido detenidos por motivos terroristas. Como parte de esta trama, se investiga también si otros dos empresarios italianos fingieron su propio secuestro.