Sociedad

Familia

Todos los empeños en seguir siendo algo que se ha roto lleva a la melancolía más tarde o más temprano

Se ha puesto de moda un mantra que repiten sin cesar las y los famosos televisivos que se separan. Lo suelen colocar (seguro que les suena) en esos comunicados en los que al mismo tiempo que anuncian la ruptura piden privacidad y respeto por los hijos en común: “Vamos a seguir siendo una familia”. Llámenme antigua, retrógrada, llámenme lo que les de la gana que para eso estamos aquí, para que Vds se desfoguen con nuestras cosillas y así se ahorran el Lexatín, pero no me puede parecer más equivocada esa intención. Miren, una pareja que se separa puede querer llevarse bien, civilizadamente, acordar el futuro de sus críos, su educación, sus planes de vacaciones, sus días con cada uno de los progenitores, pueden incluso verse en los cumpleaños y comentar animadamente. Puede que se saluden con cariño, que se hagan bromas, que se diviertan con las respectivas tontunas y chistes, puede que quieran lo mejor el uno para el otro, que se alegren de sus éxitos y de que les vaya bien en su nueva relación. Puede que hasta se entiendan muy bien con el nuevo novio o novia, marido o mujer del o de la ex, que se sigan llevando bien con los que fueron sus suegros y se llamen de vez en cuando. Todo eso es posible pero no me negarán que es dificilísimo y que casos así, conocidos, se pueden contar con los dedos de una mano. Todos los empeños en seguir siendo algo que se ha roto lleva a la melancolía más tarde o más temprano. Se puede remontar, se puede romper sin herir, se puede incluir a los hijos en nuevos proyectos de vida. Anclar el subconsciente en algo deshecho por el supuesto bien de los hijos es, desde mi modesto punto de vista, un error garrafal que impide aspirar a nuevas perspectivas completas que merecen el mismo afán del principio. Los niños son capaces de adaptarse a las siguientes realidades de sus padres como también lo son para captar la infelicidad, la frustración, el desamor y hasta los vanos intentos de conservar algo que ya tiene moho. Vuelen alto, leches.