Ceuta

El otro lado de la colina

No todo tiene carácter estratégico. Intereses económicos de «lobbys» y empresas norteamericanas están bien presentes.

La conocida frase del historiador inglés Liddel Hart, testigo directo de la Segunda Guerra Mundial, se refería a la necesaria virtud de los generales «para ver al otro lado de la colina», es decir intuir acontecimientos que no asomaban a primera vista. En cierto sentido también lo definía Bismarck refiriéndose al buen estadista: aquel «capaz de atisbar con la oreja sobre la hierba, el sentido del galope de los caballos de la historia». Verlas venir.

Pero los recientes acontecimientos de Ceuta hacen ya innecesaria esta prevención. Hace meses que se preparaba, prácticamente desde que en diciembre del pasado año la administración Trump reconociese la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental, a la vez que reforzaba su potencial militar con la venta de Drones MQ-9 Sea Guard, una veintena de cazas F-16 Block, carros de combate Abrams, helicópteros Apache y otros materiales. La decisión USA tenía además un doble efecto: el dirigido a Israel y al «lobby» judío, que tiene extraordinaria influencia en Washington y otro de efecto llamada: hoy 15 países africanos han abierto consulado en El Aaiun (Dajla). Poco les importa que estas «Provincias del Sur» en versión marroquí, sean consideradas «zonas ocupadas» por el Frente Polisario y «territorio en vías de descolonización» por unas inoperantes Naciones Unidas.

El motivo aducido ahora por Rabat ha sido el internamiento más o menos clandestino en un hospital de Logroño, del histórico líder del Polisario Brahim Ghali. No es la primera vez que España atiende a enfermos y heridos polisarios. Llevamos 35 años atendiéndoles. Bujari Ahmed otro histórico moriría en 2018 en un hospital vasco y el pasado año moría en Madrid Mohamed Jadad. Pero Ghali, antiguo soldado de nuestras Tropas Nómadas, hombre de confianza en la subdelegación del Gobierno de Smara hasta desertar, del entonces Capitán Jose Luis Alonso Rodríguez, reclamado también por nuestra Audiencia Nacional, reúne dos condiciones especiales para los marroquís: haber dirigido operaciones contra sus Fuerzas Armadas y proceder de Argelia.

Y como definió el primer ministro marroquí Saad Eddine El Othmani, tras la declaración USA, «una vez controlemos plenamente el Sahara Occidental, entrarán en la agenda las plazas de Ceuta y Melilla». No olvidemos que una parte de la mentalidad y cultura estratégica marroquí tiene como objetivo el viejo concepto del «gran Marruecos» lo que implica no solo a Ceuta y Melilla sino también a Canarias y su zona marítima. Siempre esgrimirán además, su vieja amistad con los EE.UU. (1)

Pero no todo tiene carácter estratégico. Intereses económicos de «lobbys» y empresas norteamericanas están bien presentes.

En 1975 los 350.000 marroquís lanzados sobre las alambradas de la débil frontera de la entonces provincia española del Sahara, fueron fundamentales para que capital noteamericano interviniese en la rentable planta de fosfatos de Bu Craa, y controlen hoy el 50% de la producción y el precio mundial de los abonos, vitales para la agricultura.

Ahora, los 8.000 enviados por mar a Ceuta también esconden sustantivos negocios, bien dirigidos por el conglomerado de empresas ligado a la Casa Real marroquí bajo el nombre de Siger, (inversión de la palabra latina «regis»). Uno de los proyectos mas representativos lo constituye la planta fotovoltaica de Boujdour, próxima a Cabo Bojador una referencia histórica de navegantes portugueses y españoles y que fue uno de los primeros puntos atacados por el Polisario. Con el pedido de 87 aerogeneradores a Gamesa-Siemens en el que participa también la italiana Enel, la empresa de Zamudio aumentó su valor en bolsa por encima de los 17.000 millones, uno de los pocos grupos industriales españoles con beneficios en estos tiempos de pandemia. El parque de 302 megavatios es mayor que cualquiera de los construidos en España. La única dificultad ha surgido del prestigioso fondo noruego Storebrand que no ha querido participar en el proyecto bajo el significativo epígrafe de «exclusión por su conducta con los derechos humanos y el derecho internacional» y por «falta de criterios medioambientales». Se alinean los noruegos con las actuales resoluciones de Naciones Unidas en un territorio que consideran pendiente de descolonizar, cuando a la vez su gobierno es uno de los que se han ofrecido como mediador para desatascar el conflicto.

Nos queda como positiva la actuación de Ejército y FCSE en el trato de unos seres humanos utilizados como carne de cañón. Hicieron bueno aquel artículo de nuestras Ordenanzas que reza «ser firme en el mando y graciable en lo que pueda».

Pero me queda una última reflexión: reducido nuestro esfuerzo exterior en Afganistán e Iraq, debemos afrontar un giro estratégico importante, reforzando nuestra presencia militar en el eje Gibraltar-Canarias, con Ceuta, Melilla y el mar de nuestras Canarias como preferentes.

No perdamos tiempo en atisbar al otro lado de la colina.

(1)Marruecos fue la primera monarquía que reconoció en 1777 la independencia de los nacientes Estados Unidos.