Princesa de Asturias

Yo, Leonor (II)

Yo no sé cuántas veces he tenido que ensayar el catalán

¿Han visto Vds cómo hablo el catalán?¿Han visto Vds qué soltura, que hasta coloco ya, mientras leo, los micrófonos? ¿Vds han contemplado cómo las rubias de cara virginal y armario del casting sobrante de «Sonrisas y lágrimas» estamos empoderadas que te rilas por los rincones? No se puede estar mejor que estuve yo en Girona, me van a perdonar. A «nuestrohijoFelipe» menos mal que lo sacamos a la calle con mascarilla, porque la rebaba le gotea conmigo. Yo lo llevo todo ya «pa´lante» porque, como no lo lleve todo «niquelao», a Altibajos se le pone la vena gorda como una bajante. Yo no sé cuántas veces he tenido que ensayar el catalán, el texto, la postura (que voy como un ajorporro de tiesa), la sonrisa y hasta el golpe de melena. Por cierto, ahora que hablamos del asunto capilar. A mí no me importa que mi tita vuelva a presidir un acto representando a la Casa real, ni mucho menos. Arrepentidos los quiere Dios, y aquí los queremos hasta sin arrepentir ni nada. Pero ese pelo, no. Ese pelo, mal. Ese pelo, tita, es como de cuando en las peluquerías te hacían las mechas con gorro entresacando mechones. Qué clase de permanente abisinia me lleva. Qué tipo de bigudí se le puso a esta mujer. Dónde metió la cabeza. ¿En el túnel del tiempo? Pero bueno, ya estamos todos más contentos. Mi tito el vasco ya duerme en casa. Vamos, encima un chollo, que va a poder pernoctar en casa de su madre, con lo que es la casa de una madre. Todas bien, excepto si tienes la mía, que hay soldados en Afganistán con menos problemas con el libre albedrío. Yo se lo he dicho a mi hermana So: Sis, ¿ y si nos vamos de viaje de estudios a Mallorca, que por lo visto tienes que hacer cuarentena allí luego? Gente quejándose desde el balcón de un hotel. Miren el yayo, que vive preso, lejos, en una pequeña chocita con servicio. Un ídolo. No sabe «ná» el «awelo, sabeh»?