Gimnasia

Mente sana

El secreto de las grandes personas es su humildad y esto pasa por ser auténticas

Tuve la oportunidad de cerrar los Encuentros de Verano de la Universidad de Cádiz hace dos días en San Roque, y transmitir a los universitarios la importancia de tener una vida plena y feliz y lo íntimamente relacionado que está, con un cerebro sano. El principal ingrediente para un cerebro sano es la bondad.

Por supuesto que la autenticidad es también clave: es la conformidad y gusto por lo que somos; es coherencia entre la teoría y la práctica, entre lo que se dice y lo que se hace. Porque en una persona auténtica hablan más de sus hechos que sus palabras.

El secreto de las grandes personas es su humildad y esto pasa por ser auténticas. Humildad es signo de madurez psicológica y espiritual. Las personas humildes, que nada tienen que ver con la timidez o la baja autoestima, no necesitan aplausos, protagonismo ni rivales porque no precisan competir. Se gustan, saben reconocer cuándo se equivocan, no les cuesta pedir perdón y no sienten que tengan que interpretar lo que no son.

Recuerdo cuando conocí a Lady Di. Me pareció una mujer sensible, dulce, que no ocultaba cierta vulnerabilidad en su mirada. Creo que la humildad era una de sus virtudes. Ser humilde no es tan fácil cuando has crecido con ciertas carencias afectivas, que suele ser el origen de dos grandes males, opuestos a la humildad: la inseguridad y el orgullo.

Estamos hechos de relaciones interpersonales y, como decía mi querida Madre Teresa de Calcuta, hoy santa, el cielo y el infierno empiezan en el hogar de cada uno de nosotros.

Nosotros decidimos proporcionar momentos de paz o de guerra a nuestros hijos. Abandonar el ego significa pasar del derecho al estado de humildad.

Quizás sea esa la clave: más humildad, más empatía, más amabilidad y el resumen de todo: más amor.

Sin embargo, la presión psicológica desbarata todo nuestro potencial. Lo acabamos de ver representado en la gimnasta estadounidense Simone Biles, quien pese a ser considerada la mejor gimnasta de todos los tiempos, decidió retirarse por no poder gestionar la presión emocional que ha sufrido durante los Juegos de Tokio.

Enfoquémonos en tener una mente sana.