Pedro Sánchez

El aburrido teatro presupuestario

El mejor indicador de la situación real era la tranquilidad de Sánchez, porque sabía que eran meros gestos propagandísticos

No ha sucedido nada. Era lo previsible, pero los políticos tienen que sacar pecho y ofrecer carnaza para que los periodistas podamos dar noticias que, realmente, son más propaganda que información. Hay veces que me sorprendo ante la posibilidad de que alguien pueda creer que consiguieran pasar de las amenazas a los hechos. Otra cuestión es que nos tenemos que hacer eco, pero la realidad es que Sánchez concluirá la legislatura, salvo un cataclismo político de enormes dimensiones. El guion se ha cumplido y el presidente del Gobierno ha cedido, aunque resulta evidente que el aburrido teatro al que hemos asistido estaba más que pactado. Ha dado lo que estaba dispuesto a entregar desde el primer momento y simplemente lo han escenificado para que los independentistas de ERC se pongan alguna medalla. Es necesario constatar, por si algún hagiógrafo de la izquierda piensa lo contrario, que los socios parlamentarios del PSOE no quieren elecciones anticipadas. La razón es tan sencilla que me sorprende que alguien la ponga en duda. No hay nada más rentable que tener un Gobierno débil para conseguir todo lo que se quiera.

No es algo privativo de la política, sino consustancial en cualquier actividad. En cualquier caso, sabemos que a Sánchez no le temblaría la mano a la hora de prorrogar los presupuestos. A ERC y PNV les interesaban gestos para complacer a su electorado. Ha sido una negociación tan sencilla como simple, porque el debate sobre presupuestos es un mercadillo donde todo se compra y se vende. Es lo más parecido a un zoco donde los trileros se sienten muy cómodos. Por eso, la debilidad del vendedor o del comprador es fundamental, porque permite conseguir un mejor precio. Nadie quería presentar una enmienda a la totalidad, aunque hayan esperado al último minuto para dar mayor emoción a un trámite aburrido. El mejor indicador de la situación real era la tranquilidad de Sánchez, porque sabía que eran meros gestos propagandísticos. En primer lugar, el PNV es siempre muy previsible y solo hay que establecer un precio, que nunca es un obstáculo insalvable. Con los nacionalistas vascos todo resulta fácil. En lo que hace referencia a ERC era necesario crear las condiciones para que pareciera un gran éxito.