Presupuestos

Sánchez, ante el abismo portugués

El Gobierno cree que ERC sobreactúa y que no se materializará su veto a las cuentas

Pedro Sánchez y Pere Aragonès en junio en La Moncloa
Pedro Sánchez y Pere Aragonès en junio en La MoncloaEUROPA PRESS/R.Rubio.POOLEuropa Press

La digestión del proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) está siendo más lenta de lo que el Gobierno había previsto inicialmente. A las dificultades para superar la negociación dentro de la coalición –que se condicionó al desbloqueo de la ley de vivienda por parte de Podemos– se suman ahora las reticencias de los socios parlamentarios del Gobierno, que aprovechan la debilidad del Ejecutivo para elevar el precio de su apoyo y rentabilizar su dependencia. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunió precisamente ayer en Trujillo (Cáceres) con el primer ministro de la República Portuguesa, António Costa, cuyo mandato ha quedado herido de muerte por la falta de apoyo de los partidos de izquierda, que lo sostenían, a su proyecto de Presupuestos.

¿Podría pasar lo mismo en España?

No. En el sistema político portugués quien convoca elecciones es el presidente de la República, mientras que en España esa potestad es exclusiva del presidente del Gobierno y Sánchez ya ha asegurado en diversas ocasiones –la última ayer– que piensa agotar la legislatura hasta 2023. Por lo tanto, la falta de apoyo de los socios del Gobierno de coalición a las cuentas, no supondría un adelanto electoral como en Portugal. Sin embargo, el paralelismo es evidente. Tanto Sánchez como Costa han diseñado unos presupuestos expansivos, gracias al maná europeo, pero sus socios les piden más compromiso y que cumplan las promesas realizadas sobre varias reformas legislativas pendientes. Otro punto de conexión, es que en Portugal también exigían una reforma laboral y los socialistas preferían ser cautos por temor a la reacción en Bruselas.

¿Qué ocurriría si ERC no apoya los Presupuestos?

El apoyo de Esquerra a los Presupuestos es imprescindible para que éstos salgan adelante. La endiablada aritmética parlamentaria, que hace depender al Gobierno de sus votos desde 2018, sirvió de coartada para que en 2019 Sánchez utilizara su negativa a aprobarlos como argumento para adelantar las elecciones, en un momento en que la división en el espectro de la derecha le beneficiaba. Ahora, si esta situación se repitiera y ante la nula intención de llamar a las urnas del presidente, se podrían prorrogar las cuentas que se aprobaron para 2021.

¿Valora el Gobierno este escenario?

El Gobierno no prevé tener que prorrogar los Presupuestos actuales y llama a sus socios a actuar con «responsabilidad», ya que las cuentas son necesarias para vehicular los fondos europeos para la «recuperación». Es más, desde el Ejecutivo se asegura que las cuentas se aprobarán porque ERC y el PNV «no tienen otra opción» que hacerlo. Esta actitud unilateral es la que lamentan los socios de Sánchez, que piden al Gobierno que se siente a negociar y atienda sus demandas.

¿Qué pide Esquerra?

Además de la inversión territorializada de 2.400 millones de euros, los soberanistas quieren arrancar al Ejecutivo cuestiones más simbólicas que sean percibidas por su electorado independentista como un gesto de distensión hacia Cataluña. En este ámbito se ubica el blindaje del catalán en la ley audiovisual que ultima Moncloa o la reconversión de la comisaría de Vía Laietana en un centro de memoria democrática. También avanzar en transferencias, como la del servicio de cercanías, rodalíes.

¿Es real la amenaza de enmienda a la totalidad de ERC?

En Moncloa creen que se trata de un paso más en la estrategia de escenificación que tienen que desplegar los soberanistas, que se ven presionados por el resto de fuerzas independentistas en el Congreso. Junts y la CUP ya han presentado sendas enmiendas a la totalidad a los Presupuestos, pero en el Gobierno creen que el veto de ERC a las cuentas no se acabará materializando. Sánchez y Aragonès reforzaron su entente en la reunión en la Generalitat de la «mesa de diálogo» y en Moncloa son conscientes de que deben premiar la apuesta de Esquerra por el diálogo para que puedan justificarlo ante los suyos.