Vida cotidiana
El autobús de la siesta
«Cinco horas de trayecto para recorrer 76 kilómetros y, simplemente, dormir»
El calor reconfortante, el runruneo del motor, vaivenes que mecen y la tranquilidad de que conduzca otro. Todo ello convierte a los autobuses en un medio de transporte idóneo para quedarse traspuesto. En España acostumbramos a sestear y cabecear en la intimidad. Pero en Asia es muy común toparse con personas profundamente dormidas en el transporte público o en las bibliotecas. Incluso hay bares diseñados para amorrongarse.
De ahí que Ulu Travel, una compañía turística hongkonesa, haya estrenado este mes el autobús de la siesta y esté teniendo éxito. El «bus del sueño» es un viaje a ninguna parte, una ruta circular concebida para fomentar los aletargamientos. Encima, para potenciar el efecto somnífero, antes de montar la empresa ofrece una auténtica comida copiosa para que entre la modorra. Después, sólo hay que reclinarse en el asiento y dejarse llevar.
Ellie Ying, directora de Desarrollo Empresarial, me cuenta que «lo que más les gusta a nuestros clientes es la ruta del autobús y su duración: 76 kilómetros en 5 horas», el trayecto más largo que existe en la actualidad en Hong Kong. Ying explica que el bus tiene dos pisos, con 55 butacas en la parte superior y 31 en la inferior. Los precios oscilan entre los 11 y los 43 euros, dependiendo del tipo de cabina que se elija. Está la panorámica VIP, la de cero decibelios (en la que te dan dos asientos por persona) y la de la planta baja, donde se permite tomar fotografías. Algunos llegan ataviados con sus propias mantas, mientras que la compañía entrega antifaces y tapones a los VIP. «Se deben respetar las normas, todos deben guardar silencio salvo los de la cubierta inferior que –además de hacer fotos– pueden charlar con un apasionado y experto en autobuses al que invitamos». Para Ying, «como los hongkoneses llevan un ritmo de vida muy acelerado, con largas jornadas de trabajo, es habitual ver a trabajadores agotados echando una cabezada en el autobús». ¿Una medida contra el insomnio? En el último viaje, subieron 60 pasajeros que, según Ying, «estaban entusiasmados y disfrutaron durmiendo todo lo que quisieron durante las cinco horas de viaje».
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