Opinión

El cuaderno de Chapu Apaolaza: ‘Suelo sagrado’

Desde que atropellaron a la niña a la salida del colegio religioso de Montealto, está Madrid grave y pesarosa

Del horror nos separa una palanca de cambios mal puesta.

Desde que atropellaron a la niña a la salida del colegio religioso de Montealto, está Madrid grave y pesarosa, y va por ahí como si arrastrara los pasos. Madrid de crespón y ambulancia sobre la acera. Se sabe que los ángeles de la guarda almuerzan pronto y ligero porque cada día curran cuando los chavales salen de clase, pero ni siquiera los ángeles llegan a todo, así que a veces, sucede el horror.

Cuando se es padre se tienen, al menos, dos corazones. Por eso vive uno como si viviera en el otro. Vive sin vivir, digo, y está siempre pendiente de si el trozo de pan que se ha metido en la boca es sido demasiado grande, de si ya son ocho días de fiebre, de si esa mancha, ese dolor, esos amigos. Son las cuatro de la mañana y todavía no ha llegado a casa.

Del nacimiento de mi primera hija recuerdo mirar fijamente la cara del pediatra que observaba el suceso apoyado en el quicio del paritorio. Si ese tipo está tranquilo -me decía-, es que yo también puedo estarlo. Desde entonces, al acostar cada noche a los niños celebramos el ritual de una  victoria: cuento, nana, beso y oración. Pedir y dar gracias. Sabes en el fondo que del horror te separa una palanca de cambios mal puesta y que ese momento, de alguna manera, sería el final de ambos. Por eso cuando escuchas que si atropellan a tu perro es como si atropellaran a tu hijo, piensas en qué mierda tienen en la cabeza. Cuando atropellan a otro hijo es como si atropellaran un poco al tuyo; eso sí es verdad.

Por eso es lunes padre de todos los lunes. Al oeste de la ciudad, las cigüeñas vuelan en círculos como si fueran buitres. Cuentan que la madre de la niña fallecida, después de despedir a su hija, se levantó y abrazó a la madre que acababa de atropellarla para darle consuelo. Las dos se llamaban María. Alguien escribió en Twitter: pisamos suelo sagrado.

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