José Luis Ábalos

Canela fina | Ábalos estuvo eficaz

José Luis Ábalos ha tenido el valor de enfrentarse en televisión a los que presuntamente le han calumniado en un diario digital

Ricardo Mejide, Risto, que es estrella de la televisión, preparó una inteligente escenografía para su entrevista con José Luis Ábalos. El exministro desde su dilatada experiencia política sabía que las presuntas insidias contra él vertidas en un periódico digital destrozarían su prestigio y deformarían su imagen si esperaba a una decisión de la Justicia. Así es que acudió a la entrevista audiovisual con el riesgo de agrandar la operación de la que ha sido víctima. No estuvo brillante, pero sí eficaz. Se enfrentó a todas las preguntas y contestó sin vehemencia ni gesticulaciones, con seriedad y grave acento de verdad. Pienso que acertó plenamente cuando anunció una querella judicial contra los que habían vertido sobre él graves acusaciones sin pruebas.

La libertad de expresión es el cimiento sobre el que descansa el entero edificio de la democracia pluralista. Y corresponde a los profesionales del periodismo la administración de un derecho ajeno: el que tienen los ciudadanos a la información. Pero, tras subrayar la importancia ineludible de la libertad de expresión, está claro que el periodista no es un ciudadano impune. Debe someterse a la ley. Corresponde a los jueces establecer si se ha lesionado el derecho de José Luis Ábalos a que no se vulnere su imagen con presuntas calumnias ni se deteriore su honor con insidias ni se arrase su intimidad con bulos.

En los últimos años he dedicado varios artículos a advertir sobre el daño que está haciendo el periodismo de la insidia a la estabilidad social. Siempre ha existido el amarillismo periodístico, agrandado hoy por las redes digitales y la potencia de la comunicación audiovisual. La Justicia es demasiado lenta para frenar eficazmente el tsunami de las insidias. La celeridad digital exige leyes nuevas que combatan la falsedad y la calumnia.

Reitero lo que escribí el martes pasado. No conozco a José Luis Ábalos. Lo he saludado dos o tres veces y discrepo sustancialmente de sus posiciones ideológicas. Pero es un político serio que ha tenido además el valor de enfrentarse a cuerpo limpio, desde las pantallas de televisión, a los que le han denigrado.