Literatura

Époustouflant

Sarr prescinde de aprovechar los tópicos y se niega a posar de buen salvaje, de joven promesa tercermundista que exige compensaciones por su negritud

Si hay una palabra del idioma francés que me resulta cómica esa es el adjetivo «époustouflant». No solo porque signifique «impresionante», «fascinante», «pasmoso», sino porque, además, los franceses le ponen tilde en la primera sílaba, pero luego lo pronuncian agudo como todo lo que emiten. Al articular la palabra con ese acento, en castellano suena como de broma y parece uno de esos camelos que nos inventamos los íberos cuando queremos parodiar la dicción «pompier» de nuestros vecinos; pero es una palabra real.

Ha sido «époustouflant» este mes que en París le hayan dado el Goncourt al joven escritor senegalés Mbougar Sarr por su libro «La memoria más secreta de los hombres». Todavía estoy bailando de alegría. Sarr es un tipo delicioso y su prosa es como él. Se caracteriza principalmente por la insolencia y el sentido del humor. En un momento en que le acaban de dar el Nobel al tanzano Abdulrazak Gurnah (a quien no conoce nadie en Tanzania y que ha escrito toda su obra en inglés), Sarr prescinde de aprovechar los tópicos y se niega a posar de buen salvaje, de joven promesa tercermundista que exige compensaciones por su negritud. De hecho, parodia con dulzura todos esos victimismos (que podrían beneficiarle económicamente) y los considera de doble filo. Nos pide, por contra, que acabemos con las caricaturas, con las asignaciones, con las expectativas prefabricadas y lo dice sin enfadarse, con mucho humor.

El Nobel de Gurnah –ignoro si merecido– responde a las filias y obsesiones de un sistema literario (el sueco) muy pequeñito, sacudido en 2018 por un escándalo de abusos sexuales. Sarr, en cambio, responde a la prosa exuberante sin color de piel. Hagan algo positivo con sus vidas y lean a Sarr. No sé si está traducido al español (creo que Anagrama ya anda en ello) pero léanlo como sea. En el peor caso, obtendrán el premio de tropezarse probablemente con el más que divertido adjetivo «époustouflant».