José Antonio Vera

El 25 por ciento es poco

El segregacionismo indepe se parece demasiado al apartheid blanco contra los niños negros

La historia se repite tantas veces que da vergüenza ver lo que sucede en Cataluña con las reacciones racistas de algunos sectores indepes contra la familia castellanohablante de Canet de Mar. Unas personas que no van contra el sistema de inmersión ni contra el catalán.

Quieren simplemente que su hijo tenga un buen nivel de lengua catalana, por supuesto, pero también que se garantice ese mismo buen nivel en español. En realidad, el 25 por ciento decretado por el TSJ, y ratificado por el Supremo, es poco comparado con lo que debería ser normal y justo: nunca menos de un 50 por ciento. Pero dando por bueno ese 25 vehicular, la solución para Pere Aragonés es fácil: dar una o dos asignaturas en castellano, lo que no representa ningún desdoro para nadie. La lengua de Cervantes es tan lengua propia como la de Joanot Martorell.

El bilingüismo ha sido siempre un valor, y algunos lo pretenden desterrar implantando una tiranía que obliga a muchos niños a tener un conocimiento deficiente de un idioma hablado por 600 millones de personas en el mundo. Lo hacen al modo inquisitorial del segregacionismo blanco contra los niños negros en las escuelas racistas de la Lousiana o Alabama. Allí los tribunales tuvieron que decretar el derecho inalienable de las crianzas negras, a las que la Policía hubo de proteger de los que, bajo las capuchas del Ku-Klux-Kan, perseguían a sus familias.

El segregacionismo indepe se esconde hoy, por desgracia, bajo el anonimato cobarde de las redes sociales para pedir que se “apedree” la casa del niño de Canet de Mar al que los tribunales han reconocido el derecho a recibir al menos el 25 por 100 de la enseñanza pública en español.

Eso es racismo como lo fue el apartheid surafricano y el señalamiento nazi a los judíos. Pere Aragonés debería reflexionar. El presidente Sánchez también.