Cataluña

La caradura de Laura Borràs

No hay ninguna épica en el relato de la suspendida presidenta de la cámara catalana

Hay situaciones que causan auténtico asombro. Laura Borràs, procesada por corrupción, se considerada una víctima. Estamos ante la degradación de la política catalana. Es muy cansino que los políticos corruptos se envuelvan en la bandera para defenderse y utilicen sistemáticamente la mentira. Borràs fue suspendida como presidenta del Parlamento catalán, aunque lo lógico y razonable es que la hubieran destituido. He de reconocer que Aragonès estuvo acertado al decir que «no es un caso de represión política, sino de presunta corrupción». Es verdad que hay que poner estas palabras en el contexto de la guerra sin cuartel que existe entre los independentistas. ERC y JxCat forman un disparatado gobierno de coalición cuando en realidad se detestan, pero el partido de Junqueras y Aragonès no se atrevió a unirse a los socialistas catalanes que habían ganado las elecciones. El estado de agitación que han creado hace que nada racional pueda surgir de la política catalana. Borràs es una muestra de esa degradación que produce un profundo cansancio. Nadie quiere hacerla desaparecer, porque es un personaje intrascendente. Una anomalía provocada de un independentismo que ha abierto el camino a talibanes, de uno y otro signo, que han conseguido medrar.

No hay ninguna épica en el relato de la suspendida presidenta de la cámara catalana. Estamos ante un caso de corrupción que será juzgado con todas las garantías procesales. Unos pocos fieles la esperaban delante del Parlament, para mostrarle su apoyo con gritos de «no estás sola» o «ERC y CUP ni olvido ni perdón». Estaba acompañada de los diputados de su partido y su fiel mamporrero Francesc de Dalmases, que se dedica a amedrentar a periodistas. Este es el grado de degeneración que ha alcanzado la vida pública catalana. Es verdad que la sociedad da la espalda a ese mundo de aprovechados que hace muchos años que viven a costa de los presupuestos. La situación se complicará todavía más, porque Borràs es la presidenta de JxCat y acusa a su socio, así como a los antisistema que les apoyan, de no tener «otra expectativa que la autonomía ni otra motivación política que sus respectivos partidos». Son palabras en clave electoral, porque se trata de acusar a ERC de abandonar el independentismo. Es difícil que la alianza gubernamental consiga sobrevivir, aunque todo es posible en el esperpento catalán.