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Desabastecimiento por tope de precios

La solución está en bajar el IVA y deflactar el IRPF

Lo de topar los precios de determinados alimentos no es una medida nueva. Se ha llevado a la práctica, en diferentes modalidades, en Francia, Argentina y Venezuela. Idea genial de Yolanda Díaz usurpando funciones del ministro de Agricultura, planteada al principio como decisión de obligatorio cumplimiento, y después como un acuerdo voluntario entre distribuidoras y supermercados. Algo parecido hizo Sarkozy en Francia con motivo de la primavera árabe, con resultado incierto y escasa duración temporal. Si se promueve un convenio de ese tipo a las grandes superficies, se perjudica al pequeño comercio, pues los supermercados bajarían los precios hasta unas cotas imposibles de igualar. En segundo lugar, el problema de si ese “tope voluntario” puede ser soportado desde el punto de vista de la rentabilidad por productores, transportistas y mediadores en general, a los que trabajar en tales circunstancias les puede resultar más gravoso que productivo.

La opción del “tope obligatorio” por la que se optó en Venezuela y Argentina es aún mucho peor. Se conmina a la cadena alimentaria a no superar un precio bajo previamente establecido, insuficiente para cubrir costes básicos de producción. La consecuencia inmediata fue el desabastecimiento, los lineales vacíos en los supermercados y el cese de la actividad, pues al perder dinero trabajando preferían los afectados cesar en su actividad. A lo que tanto Maduro como el kirchnerismo respondieron con hostigamiento, sanciones y hasta detenciones, lo que no hizo sino agravar la situación.

Ni que decir tiene que la solución al problema no está en topar los precios, sino en bajar el IVA y deflactar el IRPF. Pero eso no le gusta a Sánchez.