Isabel II del Reino Unido
El espectáculo de los Windsor
«La familia más desestructurada del Reino Unido es, a la vez, la que mejor simboliza su orgullo patriótico»
El funeral celebrado con motivo del fallecimiento de Isabel II es irrepetible. No recuerdo otro en la Historia que sea equiparable. Ha habido muchos muy relevantes e incluso con figuras más poderosas, pero este ha concitado un interés mundial impresionante. La presencia de quinientos jefes de Estado y mandatarios muestra el prestigio de la soberana. Es una realidad que no se corresponde con la relevancia del Reino Unido, que es una gran nación pero lejos de la potencia que un día fue. Es una figura única por muchas razones. Estos días hemos podido leer y escuchar análisis sobre este tema, pero es un modelo que no se puede copiar. La larga duración de su mandato y su escrupulosa neutralidad, así como los gestos que ha tenido en política nacional e internacional son fundamentales para entender ese prestigio. Por supuesto, hay que tener presente el apego de los británicos por sus instituciones, así como el sentido de unidad y equilibrio que representa la Corona. Isabel II logró un merecido respeto por su impecable ejercicio de la función real. La larga duración de su reinado ha hecho que formara parte de la vida cotidiana de los británicos, sin importar su condición social.
El conjunto de actos que se han desarrollado, con una eficacia increíble y un cuidado impresionante, provoca un lógico orgullo entre sus súbditos. No importa que no sea el gran imperio que dominó el mundo desde el siglo XVIII hasta la Primera Guerra Mundial, porque el funeral de una reina extraordinaria ha mostrado el poder de su cultura. Ninguna otra monarquía o república podría organizar unos fastos de estas dimensiones con un protocolo capaz de desarrollar este conjunto de ceremonias enormemente complejas. Es el espectáculo de los Windsor, que desde hace décadas consiguen superar todo tipo de crisis y actuar como espera su pueblo, incluso con sus defectos y mezquindades. La familia más desestructurada del Reino Unido es, a la vez, la que mejor simboliza su orgullo patriótico. Esos uniformes, condecoraciones, banderas, símbolos y cargos palaciegos son una fiel expresión la rígida estructuración de su sociedad a la vez que la existencia de un ascensor social que ha permitido que los Royals enlacen matrimonialmente con las clases medias. No hay más que ver el origen social de todos los consortes de la Familia Real.
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