Crisis económica

Debilidad económica

El Gobierno tratará de echar balones fuera: culpará a los bancos centrales de la recesión que está en camino.

La economía española está débil. No sólo nos lo indican los pobres datos de crecimiento económico cosechados en el tercer trimestre de este año (de apenas el 0,2%) o la exigua creación de empleo durante ese mismo periodo de tiempo (únicamente 25.000 empleos dentro del sector privado): los indicadores adelantados que vamos conociendo también son descorazonadores.

Ayer se publicaron los datos de PMI manufacturero correspondientes al mes de octubre y fueron muy malos (el PMI manufacturero es un indicador que correlacionada muy bien con la parte industrial del PIB, esto es, nos permite anticipar qué hará el PIB durante el cuarto trimestre de este ejercicio). En concreto, han sido los peores datos de actividad industrial desde el confinamiento de 2020. Y si excluimos el confinamiento de 2020, serían los peores datos desde la recesión del periodo 2012-2013. Por consiguiente, ya podemos afirmar que, al menos en octubre, la industria española entró en recesión y no en una recesión leve.

De hecho, los titulares que nos ha dejado el propio informe del PMI exudan pesimismo por los cuatro costados: «La producción y los nuevos pedidos caen fuertemente»; «La caída del empleo se acelera debido a la disminución de las cargas de trabajo»; «La confianza se desploma hasta su nivel más bajo desde mayo de 2020».

Los próximos meses, y quizá trimestres, no serán sencillos económicamente hablando: las subidas de tipos de interés en la Eurozona y en EEUU (ayer mismo la Fed los disparó hasta el 4%) están comenzando a ralentizar algunos tramos de nuestra economía y ello acabará trasladándose en una menor o incluso destrucción de empleo. Cuando llegue ese momento, el Gobierno tratará de echar balones fuera: culpará a los bancos centrales de la recesión que está en camino.

Y puede que los bancos centrales sean culpables de enfriar ahora la economía, pero también lo eran hace unos trimestres de sobrecalentarla y, en ese momento, al Gobierno le gustaba colgarse medallas por la intensa creación de empleo que estaba teniendo lugar bajo su mandato (en realidad, empero, era empleo creado bajo el influjo de los estímulos fiscales y monetarios que ahora están llegando a su fin). Manipular el relato para retener el voto.