ETA

574 huellas de ETA

Consuelo Ordóñez alerta de que cientos de jóvenes están creciendo con la idea de que los terroristas eran unos héroes

Son las denunciadas por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) a lo largo de 2022: homenajes, fiestas populares, cenas de Navidad, marchas por la libertad y la amnistía, hostigamientos a la Guardia Civil. Han aumentado un 139% respecto al año anterior. Tendencia al alza, crecidos, mimados por el propio Gobierno de España, esta patria común que sin tapujos quieren romper. Esto sí: haciendo caja. En las últimas transacciones de los PGE, premiaron al alcalde vizcaíno de Elantxobe (346 vecinos) con 3,5 millones de euros para instalar dos ascensores que uniesen el puerto con el centro de la villa. No es de extrañar que los concejales del PSOE de Elche aprobasen una moción de censura contra su propio partido y que el Dr. Guitarte de «Teruel existe», usar y tirar, votase ahora contra las cuentas del Gobierno en el Congreso.

Los presos se jactan del fin de la dispersión –el 93,2% ya están en cárceles vascas o navarras y un reciente estudio de Sigma Dos apunta el auge de Bildu a costa del PSE. El nombramiento de Conde Pumpido como presidente del Tribunal Constitucional, otra de sus victorias. (1). Siendo Fiscal General en tiempos de Zapatero, «ya estaba en el ajo» según Otegui y sentó en el banquillo de la Audiencia Nacional al presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Francisco Alcaraz, por «injurias y calumnias» contra el Gobierno.

Consuelo Ordóñez alerta de que cientos de jóvenes están creciendo con la idea de que los terroristas eran unos héroes. Bildu incluso eleva el tono de sus exigencias y al amparo del modelo catalán, ya exige también la autodeterminación.

Un sólido Mikel Buesa, brillante columnista de La Razón, ha analizado recientemente la estructura y acciones de ETA. Eleva a 7.800 su plantilla y contabiliza 4.121 actos terroristas, el 27% de ellos causando víctimas mortales, el 68,5% utilizando explosivos y el 20,3% armas de fuego. Incluye en la estadística 221 atracos y 118 secuestros. Precisamente el pasado día 8 fallecía en Tolosa Mirentxu Elósegui secuestrada en 1982, encerrada en un zulo de 2x1,5 metros a oscuras, oídos tapados, colchoneta, mesa y cubo para necesidades. Su hijo Xabier manifestaba recientemente que «nunca recibieron una llamada de la izquierda abertzale» y «que su madre lo superó tras un tiempo en que su miedo a la oscuridad se acentuó». Añade: «un espeso silencio rodea a la mayoría de secuestrados y extorsionados». Bien debe acordarse de este secuestro el entonces número dos de «ETA Político Militar VIII Asamblea» Arnaldo Otegi. La banda pidió 50 millones de pesetas recuperando 12 en San Juan de Luz por mediación del empresario Patxi Arratibel. En «premio» a su humanitaria labor, ETA lo asesinaría años más tarde en los carnavales de Tolosa en presencia de su hijo.

No obstante, ninguna cifra publicada hoy borrará de nuestra memoria la de 885 asesinados y los miles de heridos física y psicológicamente en el que incluyo esposas, hijos, padres, amigos y compañeros. Porque al impagable esfuerzo de miembros de las FCSE, del Ejército, de jueces y fiscales y de muchos ciudadanos vascos y navarros que se jugaban la vida en cada esquina, hay que sumar a quienes sufrieron la expansión del terror por toda España –Madrid, Sevilla, Palma de Mallorca, Vich, Barcelona, Zaragoza, Barajas– preocupados por un simple retraso.

Con el respeto que le tengo a Mikel Buesa creo que no evalúa en su análisis a toda esta masa acomodaticia y conformista que en el fondo suministraba oxígeno al grupo terrorista. Porque la cuenta de resultados de ETA se alimentaba de una sociedad contaminada, en muchos sentidos cobarde. (2) Y temo que esta masa siga aprovechándose del chantaje actual con el que someten Bildu y PNV al Gobierno, a cambio de un nivel de vida superior al del resto del país; no les importa que Guitarte clame por su Teruel o que los concejales de Elche se quejen de su propio partido. Ya consiguieron que la Constitución, posteriormente su Estatuto de Autonomía y un perseverante chantaje a babor y estribor, reconociesen sus derechos históricos y sus insolidarios cupos económicos que chocan frontalmente con parámetros europeos y con el artículo 139 de nuestra Carta Magna: «Todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones».

Siento dolorido hoy, que aquel silencio conciliador que pedía Fernando Aramburu en «Patria» solo sea el silencio de las víctimas, como dice Xabier. Y estos actos de enaltecimiento las hieren una vez más.

Pero sé, que por mucho que griten y justifiquen sus acciones los causantes de tanto dolor, difícilmente podrán mirar a los ojos de sus hijos o nietos cuando les pregunten si ellos mataron o hirieron.

Porque hay algo que nunca podrán silenciar: la voz de su conciencia.

(1) Bien conocida su posición respecto a ETA en junio de 2006: «El vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino».

(2)Mikel Buesa tocó en profundidad este tema en su libro «ETA SA» publicado en 2011.

Luis Alejandre Sintes es general (R).