Partidos Políticos

¡La calle es mía!

Normalmente ha sido la izquierda la que ha creído que la calle era suya. Puede que aún siga creyéndolo

Lo peor que le puede pasar a un partido en año electoral es perder la calle. Significa que no cuenta con el favor del pueblo. Un mal síntoma. Si el líder, cabeza de cartel, suscita más rechazo que fervor popular, hasta el punto de verse obligado a huir del contacto abierto con la gente, lleva en su cartera todas las papeletas del perdedor. Es lo que le está pasando a Pedro Sánchez, que confía, sin embargo, en su demostrada capacidad para superar los fracasos. Así recuperó las riendas del PSOE tras haber sido desahuciado con estrépito por los suyos y así, con artimañas y aliados indeseables, se instaló en La Moncloa tras el fracaso electoral, y ahí sigue. Es un político que ha perdido el favor de la calle, pero no pierde la fe en sí mismo. Por si acaso, los dirigentes regionales de su formación política prefieren que no aparezca ni en pintura por sus territorios respectivos en la inminente campaña electoral, convencidos de que su presencia les quita votos.

Se atribuye a Manuel Fraga, siendo ministro de la Gobernación con Arias Navarro, la frase «¡la calle es mía!», que él desmintió. Según la versión que recojo en mi libro «Secretos de la Transición», estaba Ramón Tamames afeitándose cuando se acercó Carmen Prieto-Castro, su mujer, y le dijo que le llamaba Fraga por teléfono. «Tamames, –le soltó éste de entrada–, me informan que habéis convocado esta tarde una manifestación». «Así es», le respondió Tamames. «¡Pues desconvócala!», le conminó Fraga. «Hombre, Manolo, –le contestó Tamames– eso no depende de mí, y, aunque dependiera, no lo haría». «¡Pues te advierto –le dijo Fraga– que la calle es mía!» Tamames era entonces un destacado activista, luego desengañado, del Partido Comunista, y Fraga, al que, según Felipe González, le cabía el Estado en la cabeza, acabó siendo uno de los padres de la Constitución y contribuyó decisivamente a atraer a una parte de las huestes franquistas a la democracia.

La pelea por dominar la calle constituye uno de los aspectos más visibles de la lucha política. Normalmente ha sido la izquierda la que ha creído que la calle era suya. Puede que aún siga creyéndolo. La gran manifestación que se desarrollará mañana en Madrid, promovida por distintas organizaciones cívicas, confirma que la derecha se ha apoderado de la calle en este año electoral. Es la reacción de las clases medias ante lo que está pasando. Se trata de una magna protesta contra el Gobierno, su presidente y su política de pactos. Es una confirmación estruendosa de que Pedro Sánchez ha perdido la calle.