
Opinión
Bye, bye, Biden
Biden despreciaba España o puede que sólo a nuestro presidente; quizá conocía su forma de conducirse por terceros y ni siquiera le dirigía la mirada.
Qué poética imagen (patetismo y lirismo) la del paseíllo persecutorio de Sánchez a Biden (¡esa reunión!) por los pasillos de la cumbre de la OTAN. Biden caminando como el ciclista que supera una incómoda rama o un mosquito por el campo; Sánchez a ritmo de narcisismo compensatorio, con esa autopercepción suya tan Tony Manero, proyectando todo lo contrario. ¿Habrá enmarcado la foto? ¡Sí!
Biden despreciaba España (fuera del vino, el ajo y la paella) o puede que sólo a nuestro presidente; quizá conocía su forma de conducirse por terceros ( falso, adulador, oportunista, desgañitándose entre sonrisas, miradas sumisas y cumplidos), ni siquiera le dirigía la mirada.
En efecto, la Administración Biden ha dejado suficientemente claro a lo largo de estos años que desestimaba al Gobierno español. En cuanto al presidente (católico y pro abortista) de atrezo, que ahora se ve obligado a marcharse. nunca supo quién era Pedro Sánchez (para él, coloured man) ni de su paseíllo juntos, ni de la agenda progresista, ni del jocoso acento latino de aquel pelota: ¿quién es Pedro Sánchez? "I don't give a damn."_digo de atrezo, porque la presidenta, dados los irrebatibles achaques de Biden, siempre fue Kamala Harris.
Veamos, ser descaradamente oportunista indica poca inteligencia por parte de Sánchez pero ser descaradamente descortés en el caso de Biden fue un clarísimo marcador, no diría de soberbia, sino de incapacidad. Regresen al video de diez segundos de Pedro persiguiéndole y obsérvenlo, aturdido, desconsiderando el vómito verborreico progresista a su izquierda e híper concentrado en los deslizantes y brillosos suelos del emplazamiento.
Las expectativas sobre Biden fueron grandes, pero se quedó corto para el puesto encomendado. Kamala Harris (que a su vez juró sobre la Biblia siendo activista pro aborto) la verdadera presidenta (sí que debe haber machismo y racismo en USA para tener que ocultarlo) seguramente estuvo avergonzada (pese a su felicidad): “A ver si invitamos a comer un pollo asado a este señor español y nos disculpamos”, pensaría ojeando los clippings de prensa tras la Cumbre, antes de conciliar el sueño en pijama de felpa morado, y justo después de apagar su satisfyer.
Joe Biden ha sido el presidente de mayor edad (78) en llegar a la Casa Blanca; millonario de izquierdas, era (espero que ya no) el típico señoro toquetón, les remito a los videos (las mujeres de los videos proyectan una nerviosa sonrisa) y hablaba a una distancia insuficiente para respirar… Y luego de la manita de su esposa Jil. ¿Cómo les gusta a los americanos proyectar esa imagen de higiene familiar y salud matrimonial, ¿verdad? ¡Qué hipocritillas! ¡me encanta! Adiós Jil. ¿Y ahora qué? ¿Sucederá Kamala _con su pésima reputación_a este malogrado presidente? ¿Ascenderá Trump tiroteado?
¡Y cómo hemos echado de menos a nuestra bellísima Melania!, con esa carita como de pertenecer a una banda de vendedores callejeros de armas blancas, crack, empanadas y heroína en Grozni, con su barriguita cervecera y sus hechuras generosas de terca y salvaje hembra sioux (de origen esloveno).
Encantadora y bienvestida, nunca le concedieron portadas de moda (con alguna excepción bizarra), como a Kamala, que ya ha protagonizado al menos una, por no hablar de Michelle Obama que atesora nisesabe cuántas…
¿Regresará como First Lady? Se ha tirado la administración Biden tomando el sol en Florida y bebiendo daiquiris con la música a tope…
Bye, Bye, Biden.
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