Y volvieron cantando

Caballos fieles, caballos perdedores

Montero continúa acudiendo a Andalucía –incluido su naciente reinado en los palcos futbolísticos– con un disfraz verdiblanco al que se le ve la cremallera

¿Alguien puede creer todavía en el actual PSOE que se puede movilizar el voto de madrileños, andaluces o aragoneses con los ministros-candidatos López, Montero y Alegría regando por aspersión a su parroquia con bulos intencionados de corta y pega? El sondeo de NC Report publicado esta semana en LA RAZÓN sobre intención de voto en las comunidades autónomas, no solo ha venido a certificar un hundimiento del poder territorial en el PSOE que ya se materializaba en los pasados comicios de 2023, ahora más acentuado tras el interminable serial de capítulos sobre corrupción y cloacas con los que nos desayunamos día a día, sino que viene a poner el acento en el monumental error estratégico que está suponiendo el situar a los ministros más voceros del Gobierno en el doble papel de miembros del gabinete de Sánchez de lunes a viernes y desatados mitineros los sábados y los domingos.

Sánchez ha querido apostar por caballos fieles en autonomías clave como Madrid o Andalucía, las dos principales piedras del zapato socialista donde el PP gobierna con confortables mayorías absolutas. Sin embargo, la realidad diaria está demostrando que esa fidelidad al aparato solo garantiza una total ausencia de contestación interna a futuro, pero con muy escasas posibilidades de reconquistar el poder territorial. Óscar López en Madrid, Pilar Alegría en Aragón y María Jesús Montero en Andalucía son los tres grandes paradigmas de una operación destinada a conjugar el peso del BOE con el papel de candidatos, demostrándose como altamente ineficaz, por no decir que manifiestamente contraproducente.

López –que ya viene de otros sonoros descalabros como el de Castilla y León– deberá ofrecer algo más que la repetitiva ristra de ataques personales a la presidenta Díaz Ayuso, y tal vez detenerse en las razones reales por las que la izquierda lleva tres décadas sin tocar gobierno en esta comunidad. Alegría no encuentra los mitineros fines de semana argumentos para paliar los «papelones» a los que ha de someterse ante la prensa cada viernes tras el Consejo de Ministros y Montero continúa acudiendo a Andalucía –incluido su naciente reinado en los palcos futbolísticos– con un disfraz verdiblanco al que se le ve la cremallera. Sánchez, con sus «fichajes estrella», se garantiza la ausencia de voces discordantes para cuando llegue –si es que llega– el post-sanchismo y lo patético es que tal vez solo se trate de eso.