
Aunque moleste
Las cartas marcadas de Trump
El César se siente humillado y tiene que demostrar que sigue siendo el César
Dijo Kissinger que «ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser amigo es fatal». El mundo está a la espera de la reacción de Trump tras el incidente con Zelenski. El euroglobalismo cierra filas con el ucranio, poniéndose en contra de la Casa Blanca. Los trumpistas se sienten heridos porque, contrariamente a lo que propaga la prensa woke, creen que Zelenski desafió a Trump en su Casa, y llamó «perra» a Vance, al murmurar en voz baja «Suka Blyat», algo muy feo en ruso. Los puentes con Kiev están rotos. El senador republicano Lindsey Graham, que destacó siempre por su cerrada defensa a Zelenski, sugiere ahora que «debe dimitir» por su «comportamiento irrespetuoso», y dijo, con relación a Europa, que «el último grupo de personas con el que contaría para defender la libertad, son los europeos». Otros senadores RINO («republicanos sólo de nombre», en jerga trumpista) se han posicionado también a favor del presidente USA, y por supuesto los no-RINO. Ron DeSantis considera «estremecedora la falta de respeto de Zelenski», y Tulsy Gabbard sentencia: «Lleva años intentando arrastrarnos a una guerra nuclear con Rusia». En resumen, el César se siente humillado y el César tiene que demostrar que sigue siendo el César. De lo contrario el mundo pensará que «ya no hay César». De modo que el verdadero conflicto acaba de empezar. Trump le dijo a Zelenski un par de veces: «No tienes cartas» para negociar el fin de una guerra que está ganando Rusia. El presidente ucranio juega la carta europea. Habrá que ver hasta dónde los eurócratas quieren llegar. En Europa hablan muchos, pero a la hora de la verdad apenas se comprometen franceses y británicos. Éstos últimos se fueron de Europa, y ahora pretenden liderarla, después de que Bo-Jo impidiera el acuerdo de Estambul, a las dos semanas de la invasión, cuando los rusos aceptaron salir de Ucrania a cambio de quedar ésta fuera de la OTAN y la autonomía plena para el Donbás. Habrá que ver qué cartas juega Europa. Trump tiene las suyas marcadas. La ONU ha informado que suspende su ayuda financiera a Ucrania, pues el dinero depende de EE.UU. Marco Rubio dijo «si quieren continuar la guerra, que lo hagan por su cuenta» y comunicó el fin del presupuesto de la USAID para la red eléctrica dañada. Está sobre la mesa el arsenal militar USA, que Kiev recibe: misiles antiaéreos Patriot y Avenger, portátiles Stinger, balísticos ATCMS, antitanque Javelin y Tow, los RIM-7 Sea Sparrow, los lanzacohetes Himars, los obuses M777, los vehículos Bradley, los blindados Stryker, los tanques Abrams, los cazas F16, los drones suicidas Switchblade, y los satélites Starlink. Además, hay asesores estadounidenses en 12 Ministerios ucranianos, delegaciones de la CIA, policías entrenados por USA en 18 ciudades, soldados armados a un coste de 266 millones de dólares, y hasta los activos de la ciudadanía ucrania en los bancos los protege el Tesoro norteamericano. El DOGE Elon Musk ha abierto una auditoría sobre el blanqueo de los fondos millonarios recibidos por Kiev, y es contrario a dar más dinero mientras no haya elecciones, sigan prohibidos los partidos opositores, la prensa disidente y la iglesia ortodoxa. También apoya que EE.UU se vaya ya de la OTAN y de la ONU. Ahí es nada.
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