Ely del Valle

Comunicar por bandera

La Razón
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No debe ser muy alentador que lo más destacado de tu discurso de proclamación sea el telón de fondo, más que nada porque queda en evidencia que el fondo del discurso no tenía demasiada tela. Claro que eso a Sánchez no le importa demasiado; al fin y al cabo tampoco parece que le haya dado importancia a lo de dejarse unos cientos de miles de votantes por el camino hacia Moncloa si el precio a pagar es conseguir mucho más poder del que tenía cuando Díaz amenazaba con aguarle la fiesta. La principal virtud del líder –ahora sí, indiscutible– del PSOE es la de ser capaz de sacarle rendimiento a lo que para cualquier otro sería un traspiés con peligro de esguince. Pedro ha cambiado la camisa blanca de su esperanza por un traje con tintes presidenciales y la rosa de su emblema por una bandera de generosas proporciones, y con ese equipaje marcha rumboso hacia las generales sin prestarle demasiada importancia al contenido de su programa, que ha quedado reducido, sobredimensionado a dos promesas de difícil cumplimiento: acabar con el paro y con la corrupción, que ahí es nada.

Ya puede el PP hacer viguerías sobre el alambre y exprimir a Pablo Casado hasta convertirlo en el perejil de todas las salsas, que ante eso no tiene nada que hacer. Sánchez sabe que una imagen vale más que mil palabras y que el cambio, que es eso que ahora cotiza al alza, sólo se percibe cuando se puede plasmar en una fotografía. La suya con la bandera, el traje, su señora esposa haciendo juego con la corbata y Susana aplaudiendo desde el patio de butacas ha sido un éxito mensurable en centímetros cuadrados. Al PSOE no le quedarán demasiados votantes, pero los que mantiene, hoy están convencidos de que hay posibilidades de remontar.Y eso, don Mariano, es lo que se entiende por comunicación.