
Toni Bolaño
Crónica de un fracaso

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha admitido a trámite las demandas presentadas contra el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Lo ha hecho después de cuatro horas de debate y después de los más y los menos que surgieron entre la cúpula fiscal catalana y el ya dimitido Eduardo Torres-Dulce.
Sin embargo, ni unos pueden dar por condenado al presidente catalán, ni los otros pueden envolverse en la bandera para esgrimir el manido «maltrato de España a Cataluña». El TSJC simplemente ha aceptado a trámite las demandas y las querellas por desobediencia a la resolución del Tribunal Constitucional.
El propio Mas decía ayer que había que «respetar las decisiones de los tribunales». Si hubiera aceptado la resolución del Constitucional se ahorraría este trago. No lo hizo porque estaba empecinado en convocar la consulta separatista, la única manera que tenía para superar una compleja situación que él mismo había creado y para recuperar el liderazgo del movimiento soberanista.
Ahora Mas se siente fuerte y sigue dando esquinazo a las ansias republicanas de unas elecciones anticipadas. Ayer le volvieron a reclamar que las convoque en su mensaje de fin de año. Los de Oriol Junqueras hacen todo lo que pueden por hacerse querer. Pero no consiguen su objetivo a pesar de que volvieron a proteger a Mas para que no comparezca en la comisión que investiga la corrupcion de los Pujol.
El 8 de enero el máximo tribunal catalán comunicará a Mas, a la vicepresidenta Joana Ortega y la consejera Irene Rigau la admisión a trámite de las querellas. Por esas fechas Mas deberá tener deshojada la margarita y los catalanes, supuestamente, sabremos si el caudillo convocará las elecciones. De momento, el presidente catalán sigue haciendo luz de gas a sus ciudadanos. Los suyos, para entretenerse, han declarado una guerra abierta a Pablo Iglesias. Con una tal Pilar Rahola al frente, están como motos porque los de Podemos se niegan a reconocer el liderazgo de Mas. Por eso, los intransigentes talibanes «indepes» niegan el carnet de buen catalán a los de Podemos y los equiparan al fascismo.
2014 no acaba bien para Mas. Cierto que ha logrado subsumir a una noqueada ERC pero su proceso está estancado y los catalanes empiezan a dar la espalda a las veleidades independentistas. La admisión a trámite es la guinda que acentúa su soledad. De momento ERC le baila el agua, pero si Mas no convoca elecciones se revolverán contra él y las cosas se pondrán feas. Si cede y convoca elecciones, puede ser su final porque los resultados no le acompañan. Además, LA RAZÓN sabe que los Reyes Magos le traerán carbón.
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