El yihadismo va en serio

Produce escalofríos pensar que cualquier lugar de España podía haberse convertido en escenario de una de las crueldades más ignominiosas de nuestro tiempo: la degollación de un español en su propia tierra o la de cualquier otra persona elegida con una terrorífica sangre fría o simplemente al azar en nuestro país. Nunca agradeceremos bastante la labor de las Fuerzas de Seguridad del Estado, en esta ocasión a través de los Mossos d’Esquadra, contra el terrorismo. La detención de los componentes del grupo yihadista el pasado miércoles adquiere una mayor dimensión al impedir la atrocidad que se disponían a realizar y que hoy publicamos en estas mismas páginas.

Las autoridades responsables, nacionales e internacionales, lo vienen advirtiendo desde hace algún tiempo. El yihadismo constituye un peligro real, de los más importantes, para España y los españoles. Y hago hincapié en la advertencia porque tengo la impresión de que no existe una conciencia generalizada de ello, a pesar de que este terrorismo escribe cada día páginas más sangrientas contra inocentes. El Estado Islámico, lejos de optar por el respeto a la vida y la aceptación de la diversidad de religiones y opiniones, acrecienta su fundamentalismo y no tiene inconveniente en proclamar su amenaza a nuestra nación, su Al-Andalus.

No sé cuál será la vía de solución, pero hoy por hoy parecen seguir vigentes aquellas palabras de Osama Bin Laden «la yihad continuará incluso si yo no estoy», por no referir otras más temibles de él mismo o de Ahmed Yassin, quienes a pesar de su desaparición han dejado un negro legado. De ahí, que nadie, incluyo en ello a los partidos políticos, debe tomarse este asunto con superficialidad. Así es la vida.