París

García Abril, a los 80

Era mi intención escribir hoy sobre Wagner, no en vano en unos días celebraremos de verdad los doscientos años de su nacimiento en Leipzig un 22 de mayo. Sin embargo a él poco le puede importar lo que ahora escribamos y seguro que esta semana le lloverán artículos. Por eso cambio de idea para centrarme en alguien a quien sí le importa lo que hoy escribamos: Antón García Abril, que cumple mañana ochenta años. Los celebrará con un concierto -homenaje en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que es miembro, en el que participarán los pianistas Leonel Morales, tan ligado a su obra, Rosa Torres-Pardo, Rubén Fernández Aguirre y el Dúo Curbelo, así como la arpista Mª Luisa Rayan, la flautista Mª Antonia Rodríguez y la soprano Ainhoa Arteta. El programa incluso contendrá el estreno mundial de «Tres vuelos», escrito para arpa y flauta. No es el primero ni será el último de una serie cuyas primeras piedras fueron el concierto del Grupo Enigma en Zaragoza y la grabación de un CD monográfico en Praga con obras de cámara aunque, de alguna forma, también puede incluirse en la serie el estreno madrileño del «Concierto de Ordesa» para viola y orquesta a finales del pasado año. Seguro que a Antón García Abril le habría gustado la reposición de su ópera «Divinas palabras», estrenada en el Teatro Real para su reapertura con Domingo como protagonista, arrinconada desde entonces y finalmente destruida la producción. Su obra, en la que se unen técnica y emoción, puede calificarse de inmensa, pero, y no deja de ser lógico, el gran público conoce su nombre, y más su música, ligada al cine y la televisión. Ha recibido todas las distinciones y tenido mucha fortuna en la vida, empezando por la oportunidad de nacer en una familia musical –su padre era miembro de una banda del derruido Teruel de la posguerra– y terminando por tener una esposa tan maravillosa como Aurea. ¡Felicidades desde París, querido Maestro!