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Sin Perdón

El despiadado asalto contra el Sabadell

«Es lógico que los fondos apoyen a Torres en su búsqueda de uno de los mayores pelotazos de las últimas décadas»

No soy sospechoso sobre mi posición liberal en el terreno económico, pero ni creo ni defiendo el capitalismo salvaje, donde solo importa el valor de la acción y los bonus para los altos ejecutivos. Por supuesto, el capitalismo es el mejor sistema económico posible. Los modelos intervencionistas han demostrado a lo largo de la Historia su ineficacia a la vez que han servido para consagrar modelos con enormes desigualdades, tanto en los regímenes comunistas como en las dictaduras militares. La codicia es una de las enfermedades morales que han afectado a la Humanidad desde el principio de las civilizaciones. La OPA hostil del BBVA contra el Sabadell es un disparate en todos los sentidos basado en una desaforada e ilimitada codicia. Es una maniobra que solo beneficia a Carlos Torres y sus compañeros en la alta dirección del banco, así como a los fondos extranjeros que sacarán enormes beneficios. En cambio, no encuentro ninguno para la economía y el sistema financiero. Estamos ante un pelotazo de manual, como otros muchos a lo largo de la Historia de la Economía, que servirá para que unos pocos logren enormes beneficios en detrimento del empleo y la competitividad.

El Banco de Sabadell es una entidad muy bien gestionada por Josep Oliu, un brillante economista que se formó en la UB y en Minnesota. Ha sido catedrático de Teoría Económica y fue, además, asesor del Banco Mundial y director general del INI. Se ha caracterizado por una trayectoria prudente y rigurosa al frente de la entidad, donde sucedió a su padre, Joan Oliu, que sentó las bases de un gran banco. La imprudente irrupción de Torres con una OPA hostil es una agresión insólita motivada por una obsesión que busca alcanzar un tamaño que multiplique los ingresos personales de los altos directivos. Nada tengo que objetar ante el deseo de enriquecerse del presidente del BBVA y sus colaboradores, pero no comparto que sea a costa de destruir el Sabadell y miles de puestos de trabajo. A los fondos les resulta indiferente esta realidad, ya que solo les mueve el interés. Es lógico que apoyen a Torres en su búsqueda de uno de los mayores pelotazos de las últimas décadas, porque entre todos se repartirán un jugoso botín. No es una operación seria, razonable y socialmente útil.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).

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