Sin Perdón

El desprecio de Sánchez por el Senado

«Los partidos que apoyan al sanchismo tuvieron un papel deleznable. Eran auténticos cortesanos»

Uno de los aspectos más negativos de su esperpéntica comparecencia fue el desprecio al Senado. Es algo que suponíamos, pero quedó de manifiesto calificando de circo la comisión de investigación. No dice lo mismo del Congreso de los Diputados. Le molesta que cuestionemos la firmeza de sus convicciones democráticas, pero la realidad confirma los peores augurios. Se comporta de forma despótica y soberbia, lo que no significa que sea un dictador. Me molestan los excesos dialécticos. No fue un error, sino que insistió en ello. Por tanto, formaba parte del guion que le habían preparado los centenares de asesores que tiene en la Moncloa y que pagamos los españoles. El objetivo era descalificarla y, por tanto, ofrecer la imagen de que era una pieza más en el acoso que sufre el hombre más poderoso de España. Desde luego, nunca ha sido una persona ingenua o indefensa, aunque no se enteró de nada de lo que sucedía a su alrededor. Es un santo o ángel laico que sufre con estoicismo las consecuencias de las indignidades que cometieron sus antiguos compañeros del Peugeot.

Entiendo que le hubiera gustado una comisión de palmeros propia de una autocracia, pero la realidad es que los partidos que apoyan al sanchismo tuvieron un papel deleznable. Eran auténticos cortesanos ansiosos de agradar al líder y hacer más cómodo el trámite parlamentario. Fue una suerte que la comparecencia arrancara con la senadora Caballero de UPN, porque impidió que la primera intervención fuera el comienzo del coro de los pelotas del sanchismo. Desde luego, pudimos ver su auténtico carácter y constatar lo mucho que le aburre el Senado hasta el extremo de actuar con un escandaloso desprecio. Tras Caballero aparecieron los mozos de cuadra dispuestos a cepillar hasta límites impensables. Por supuesto, cuando caiga sucederá justo lo contrario. Su descalificación a la comisión hubiera causado un escándalo enorme en Estados Unidos. Hay que aclarar que le molesta, porque no cuenta con mayoría absoluta en el Senado. No muestra el mismo comportamiento en el Congreso e ignora que los constituyentes quisieron que ambas cámaras pudieran controlar al Ejecutivo, aunque está tenga una clara preeminencia en algunos aspectos. No necesitaba deslegitimar las instituciones y se equivoca siendo un robot que manejan sus asesores monclovitas.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)