Colombia

Con la democracia en Venezuela

La situación de Venezuela es insostenible. La degradación política y económica del régimen chavista ha llevado a Nicolás Maduro hasta un callejón sin salida: bajo su mandato y la custodia del chavismo más radical es imposible que pueda haber una evolución hacia una democracia plena. La represión empleada contra la oposición y la población ya no es suficiente para mantenerse en el poder, de ahí que sea necesario que haya un compromiso decidido por parte de la comunidad internacional, especialmente de los estados latinoamericanos y la Unión Europea. España debe tener un papel central en estos momentos en apoyo a un cambio real en el país. La situación abierta por el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, al declararse presidente interino por considerar ilegítimo el mandato de Maduro abre una nueva perspectiva, ya que ha recibido el apoyo de toda la oposición y de los líderes en el exilio, de la Conferencia Episcopal venezolana, de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de manera explícita de Colombia, Brasil, Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Costa Rica y Paraguay, además de que Donald Trump ha apoyado con un comunicado la acción de Guaidó, así como Canadá. Las movilizaciones en Caracas son masivas y el apoyo internacional recibido abre la puerta a que el presidente virtual emprenda un proceso de transición bajo bases sólidas. Hay que recordar que en enero de 2017 el Parlamento venezolano de mayoría opositora fue anulado por el chavismo, aunque ha seguido funcionando. Desde que Maduro se aseguró su permanencia en el poder hasta 2005 en unas elecciones donde no se respetaron los controles de limpieza mínimos, Venezuela ha entrado en una situación insostenible, con una caída en picado de su economía y una represión sin medida. El FMI anunció que la inflación del país alcanzaría el 14.000 por ciento a principios de este año, con una caída del PIB del 15 por ciento. El petróleo venezolano ya no asegura la supervivencia: si en 2008 producía más de tres millones de barriles, en 2007 no llegó al millón. Pese a estas circunstancias, Maduro se aferró al poder sin ninguna perspectiva y sin más apoyo que el del Ejército, por lo menos hasta ahora, ya que hay un gran descontento en las Fuerzas Armadas y se contabiliza en cuatro mil el número de miembros de Guardia Nacional detenidos por sedición. Maduro tomó posesión de la presidencia en su mandato extraordinario el pasado 10 enero en una ceremonia que evidenció su absoluto aislamiento y el evidente riesgo que supone para la paz mundial. La presencia en Caracas de los dirigentes de Cuba, Rusia, China e Irán no deja dudas de que el crédito que busca para sostenerse tiene un precio muy alto. Desde ayer, la crisis del régimen chavista se ahonda aún más y las perspectivas de solución pasan irremediablemente por el cambio democrático. Por parte de la UE se espera una respuesta común, más allá de las «medidas restrictivas selectivas» que los Veintiocho ya han adoptado y que se traduce en un embargo de armas y material que pueda ser utilizado en la represión, además de impedir viajar a la UE a dirigentes del régimen. España, según ha manifestado Josep Borrell, espera una posición común de los socios europeos. Ese momento ha llegado, toda vez que un grupo formado por España, Francia, Italia, Portugal y Holanda pidieron hace semanas a la jefa de la Diplomacia europea, Federica Mogherini, que pusiera un marcha un grupo de contactos para explorar soluciones que abran una vía hacia la democracia en Venezuela. Sólo una acción diplomática conjunta podría conducir a una situación inviable del régimen venezolano y el fin de la dictadura.