Víctor García de la Concha

Francisco con Santa Teresa

El Papa Francisco visitará España el próximo año y lo hará con motivo del quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa, con lo que se cierra un círculo que abrazará una de las más altas y bellas aportaciones al cristianismo: la de la gran tradición mística española representada por una mujer especial, admirada universalmente y estudiada, la abulense Teresa de Cepeda. «Una religión sin místicos es una filosofía», dijo Francisco en una entrevista reciente al hablar de la necesidad de fortalecer la verdadera razón de la Iglesia, la de alcanzar una vida espiritual que nos libere de las ataduras de un materialismo descarnado y deshumanizado. Volverá Bergoglio a España, una tierra que conoce bien y con la que mantiene, por su condición de jesuita, grandes vínculos. Fue, además, en Alcalá de Henares donde completó su tercera probación –periodo espiritual con el que culmina la formación jesuítica–, entre 1970 y 1971. Francisco es para la comunidad católica española un Papa español, o un papa «en español», cuya elección fue recibida, hace ahora un año, con alegría y esperanza. Hablamos la misma lengua y comprendemos su empatía, su sinceridad y su cálida proximidad. Cuando el pasado 26 de febrero Francisco recibió a la Fundación encargada de organizar el centenario de Santa Teresa, les dedicó estas elocuentes palabras: «¡Así que sois vosotros los que estáis armando el lío de Ávila!». En esa cercanía había un cariño y un interés que ahora se han materializado. Francisco se sentirá como en su casa porque sabe cómo vive España el hecho religioso: está en la calle, enraizado en la educación y en el sistema de asistencia social, pero también está en la cultura, en los grandes maestros de la pintura, en Zurbarán, Murillo y El Greco, y está en esa tradición mística que encarnan Santa Teresa y San Juan de la Cruz, con quien fundó la Orden de los Carmelitas Descalzos. Incluso los militantes del laicismo más radical, empeñados en la construcción de una sociedad desacralizada, se rinden ante una mujer y su aportación a la cultura universal, que sin duda no es una excepción. Fue una mujer avanzada a su tiempo, con una obra literaria inmensa que fue toda una revolución. Como ha escrito Víctor García de la Concha, uno de los grandes especialistas en la religiosa, «rompe el encorsetamiento del lenguaje y los moldes de la ac­titud escolástica y, además, cuando escribe, vuelve a vivir, a reconstruir la experiencia». El quinto centenario de Santa Teresa, cuya Comisión Nacional preside la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, es un acontecimiento trascendental para la Iglesia y la cultura españolas, una ocasión en la que mostrar un vínculo que debe ser tenido en cuenta y ejemplo de la aportación de la religión al conocimiento universal.