Huelga de taxis

El chantaje de unos cuantos violentos

Del conflicto abierto por el sector del taxi y los VTC destaca por encima de todo la intolerancia y la violencia empleada por los primeros de la que ayer tuvimos otra muestra con su intolerable intento de reventar la Feria Internacional de Turismo que obligó a que las fuerzas de seguridad actuaran para restablecer el orden. Somos conscientes de que se trata de una minoría –por su profesionalidad en el servicio diario no puede ser de otra manera– que se ha arrogado la representación del conjunto del gremio y ha secuestrado la posibilidad de negarse a secundar la huelga salvaje que es más bien un cierre patronal. En estas circunstancias es difícil, por no decir imposible, llegar a una solución racional y duradera capaz de apuntalar un marco regulatorio justo con todos los intereses en juego, incluidos los de los ciudadanos que pagan, y pagan bien, por ese servicio público, y no sólo los del colectivo beligerante. Los taxistas de Madrid están decididos a mantener su dinámica agresiva sine die hasta que las administraciones acepten sus planteamientos. Un chantaje en toda regla que ningún gobernante serio puede consentir, pues se deben al bien común y no a las reivindicaciones vociferantes de unos cuantos.