Festival de San Sebastián

Un cómico prodigioso; un actor memorable

El último plano de Alfredo Landa se fundirá con la posteridad porque su filmografía es una suerte de sesión continua en la memoria de los españoles. Pocos actores en la historia del cine pueden presumir de haber dado nombre a un género propio: «el landismo». Con justicia se sentía orgulloso de ello, pero Landa fue mucho más que aquellos simpáticos personajes del «cine de suecas». Si sus papeles cómicos resultaron sobresalientes, su faceta dramática lo encumbró allí donde sólo llegan los elegidos. «Atraco a las tres», «Los santos inocentes», «La vaquilla», «El Crack», «El bosque animado» y tantas otras nos hablan de un prodigio irrepetible y de un legado inmortal.