El trípode
España: ¿de Txapote a Puigdemont?
Comprobar que una nación como España pueda elegir como presidente a una persona de esas características, provoca una profunda decepción y preocupación; pero es lo que hay.
El ave Fénix es un icono de la resiliencia y la capacidad de renacer una y otra vez frente a la adversidad y la derrota. Ovidio decía que en el antiguo Egipto ese ave de nombre Bennu, una especie de garza, moría y renacía bajo el árbol de la ciencia del bien y del mal cada 500 años, asociado a las crecidas del Nilo, al sol y a la muerte. Otras fuentes citan que el ave Fénix ardió espontáneamente y quedó reducida a cenizas una noche cuando declinaba el sol, tras haber empollado su huevo durante días. El calor del fuego terminó de incubarlo, y su cascarón se abría a la mañana siguiente naciendo otro ave Fénix surgido de entre los todavía humeantes restos. También en la antigua Roma, Séneca y Herodoto, entre otros, recogen la figura del Fénix mitológico para referirse al Imperio Romano, siempre resucitado de sus rescoldos.
En nuestros días, además de salvar de la muerte a Harry Potter, algunos quieren aplicar su capacidad de resurgir nada menos que a Pedro Sánchez con su «Manual de resistencia». Pero la realidad no es tan poética ni mitológica, y basta carecer de principios para –emulando a Groucho Marx– corresponder a las exigencias de quienes tienen la capacidad de satisfacer tu ego y ambición de poder. La cuestión es que ninguna persona por sí sola –ni siquiera el presunto «Fénix Sánchez»– puede conseguir esa satisfacción. Comprobar que una nación como España pueda elegir como presidente a una persona de esas características, provoca una profunda decepción y preocupación; pero es lo que hay.
El adagio latino atribuido al papa san Gregorio Magno «corruptio optimi péssima» («la corrupción de los mejores es la peor»), parece sernos de aplicación a los españoles de este tiempo. La corrupción –entendida como degradación moral y social– del pueblo romano, fue la que provocó la caída de su Imperio ante las tribus bárbaras del norte de Europa. Estamos sumidos en una dictadura del relativismo, que impone una cosmovisión que Benedicto XVI calificó como «Credo del anticristo», que «excomulga política y socialmente a quien no se somete a él». La ideología de género, el aborto y la eutanasia, conforman ese maléfico dogma. Aquí hemos pasado de Txapote a Puigdemont, siempre de la mano del sanchismo. El mal menor sería un auténtico pacto de Estado entre PP y PSOE –¿con este PSOE de Sánchez?– para impedir que decida Puigdemont. «Ora et labora» es la fórmula benedictina que hizo resurgir a aquella Europa de sus cenizas bárbaras, y es la receta para el renacer de la España actual.
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