Aquí estamos de paso

¿Y si hubiera alternativa?

Conozco decenas de políticos capaces, ambiciosos y honestos. Casi todos

El recalentamiento de la máquina inagotable del brujo de la supervivencia llega a tal extremo que amenaza con estallar como las viejas calderas parcheadas desatando una onda expansiva que se lleve por delante hasta los últimos muretes del ruinoso Partido Socialista.

El anterior párrafo, desnudo, desprovisto de toda puntuación, debe ser leído sin respirar, con urgencia, al ritmo de la carrera desmadejada y ansiosa en la que ha entrado el gobierno que marca el paso de una formación política que luchó por la democracia, se mató por ella, impulsó viva y decisivamente la transición y trajo infraestructuras y prestigio a España: el Partido Socialista Obrero Español que, mutilado y sin sangre por la acción del sanchismo militante, se asoma a un abismo oscuro y profundo.

La agrupación de intereses que albergan las siglas del Junts per Catalunya del zombi Puigdemont, estaría sopesando la posibilidad de apoyar una moción de censura del PP contra Sánchez.

Tendría entonces que digerir éste, sin anestesia, la medicina que aplicó a Rajoy para sacarle del gobierno. Eso sí, con el aceite de ricino de que en el caso del sanchismo la corrupción se paseó por las mismísimas alfombras del poder, con despacho, chofer y ayuda de cámara. Sobre todo esto último. Eficacísimo, solvente y no demasiado discreto colaborador para todo lo que fuera trinques y alegrías.

Ante semejante perspectiva, los socialistas andan como pollo sin cabeza en un Fuenteovejuna indelicado y completamente desprovisto de más argumento que el consabido e infantil «ytumás» de toda la vida. Se les pregunta por Delcy y sale el PP, se interroga por lo que sabía el presidente de la vida de Ábalos y mentan al PP, se pide explicación a esa falacia de que reaccionaron al saber de sus manejos cuando en realidad sólo le niegan ante el informe de la UCO, y resulta que manipula el PP. Ahora, con lo de la sospecha de financiación irregular y las presuntas bolsas de dinero a Ferraz, se la carga también el PP. Oye, que tiene lo suyo, claro que sí; que ha sido juzgado y condenado, pero la duda y la sospecha y algunas certezas donde se sustancian hoy (repítase el subrayado) hoy es en el Partido Socialista, tanto en Moncloa como en Ferraz.

Huele a final de etapa. Y lo peor para todos, no sólo Sánchez y su demediado Partido Socialista, es que de nuevo, por enésima vez, un gobierno democrático se ahoga en la hez de las sospechas de corrupción. Como si no aprendiéramos, como si no supiéramos, como si la verdad de una clase política que administra nuestros bienes y servicios fuera esta de su corruptibilidad. Y no es cierto. No quiero que la sucesión de catastróficas desdichas corruptas en mi país me deje a mí, a mis paisanos y a los de fuera la idea de que este es un país de políticos corruptos.

No lo es. Tiene que haber alternativa más allá de las pantallas presentes. Conozco decenas de políticos capaces, ambiciosos y honestos. Casi todos.

Pero es lo que hay hoy por arriba. Y no es muy alentador precisamente que por la derecha circulen los homologables a lo peor de Europa y por la izquierda gente con tantos principios como para ver la que cae en su gobierno y seguir mirando para otro lado.

Hay alternativa. Solo tienen que buscarla los buenos.