Eleuteria

IRPF al 90%

Se trata de un ejemplo paradigmático de envidia igualitarista: buscar la igualdad no elevando a los de abajo, sino hundiendo a los de arriba.

Tras su victoria en la segunda vuelta de las recientes elecciones legislativas francesas, la facción más radical (y más poderosa) dentro del Nuevo Frente Popular de izquierdas reclama comenzar a aplicar algunas de las medidas más controvertidas dentro de su programa electoral: entre ellas, la de incrementar el tipo marginal máximo del IRPF francés hasta el 90% a partir de 400.000 euros de ingresos. O dicho de otra manera, si esta propuesta saliera adelante, cada euro adicional que ganara un ciudadano francés a partir de 400.000 euros sería confiscado en un 90% por el fisco galo.

En realidad, no se trata de una ocurrencia totalmente original: en el año 2012, el entonces presidente socialista, François Hollande, aplicó una subida de impuestos similar (acaso algo menos salvaje), a saber, un tipo marginal del 75% a partir del millón de euros de ingresos. El fiasco fue absoluto (tanto que en 2015 la revirtió): en 2013, apenas se recaudaron 260 millones de euros y en 2014, después de que muchos contribuyentes de altos ingresos buscaran refugio fuera del país, sólo 160 millones. Para que nos hagamos una idea de lo que esto supone: 160 millones de euros equivale al 0,1% del déficit público francés de 2023 o al 0,01% de todo el gasto público del Estado. O visto desde otra perspectiva: dado que en Francia hay alrededor de 9 millones de pobres (personas cuyos ingresos no alcanzan el 60% de la renta mediana nacional), 160 millones de euros de recaudación apenas permitirían redistribuirles a cada uno de esos ciudadanos pobres la friolera de 17 euros anuales. Claramente, pues, no se trata de una medida dirigida a acabar con la pobreza.

Pero, si luchar contra la pobreza no es lo que pretende, ¿qué se ambiciona con esta confiscatoria subida impositiva? Pues no acabar con los pobres, sino acabar con los ricos. Se trata de un ejemplo paradigmático de envidia igualitarista: buscar la igualdad no elevando a los de abajo, sino hundiendo a los de arriba. Mejor todos pobres que sólo algunos pobres. Pero la clave para avanzar hacia la prosperidad colectiva no es persiguiendo la riqueza, sino fomentando su creación y difusión. Las políticas anti-riqueza no acaban con los pobres, sino que los multiplican.