El buen salvaje

Loretta

No importa ofender a los cristianos o a los judíos, pero sí a los trans

La nueva izquierda nos aniquila. Cuando parecía que había espacio para la batalla cultural nos damos cuenta de que no es así. No hay sitio para la batalla porque, hagas lo que hagas, han ganado la guerra. Ya han desolado todas las trincheras, las ganas de vivir otra vida entusiasmada en otro futuro flotante. A este rincón de los derrotados venimos a llorar como si fuéramos uno de ellos, heridos, ofendidos por cómo nos trata el relato de la historia. Llorar es ir perdiendo hidratación hasta quedarnos secos en medio de un desierto.

Veamos. Si la delirante e irónica pieza «antiwoke» de los Monty Python, el pasaje en el que un hombre quiere que le reconozcan el derecho a parir, a pesar de no tener matriz, ha sido cancelado de la versión teatral que se ha de representar en Broadway, significa que el sentido común ha sacado bandera blanca y que se rinde ante un mundo visto con las lentes de un mamarracho. Ya habíamos visto ejemplos de este tipo, muertos ante las cruces del diablo, pero que sean los Monty Python los que den marcha atrás supone una derrota casi definitiva. No es casualidad, pues, que hayan escogido «La vida de Brian» para rematar el escarmiento.

No importa ofender a los cristianos o a los judíos, pero sí a los trans, a los que, sabiendo más que de sobra, que no pueden tener hijos, apelan a su derecho a concebirlos. Da igual que Jesucristo sea el último hombre en la Tierra en el que un supuesto Dios lo pusiera todo a su nombre, que la Virgen María sea un disfrazado, como de la borrachera de un carnaval. Todo está permitido menos aquella escena de Loretta que en su momento resultaba hilarante por lo surrealista hasta que se hizo real de la misma manera que lo haría un chiste de Chiquito de la Calzada. Es como si, de repente, estuviera prohibido decir fistro, pecador de la pradera, guarrerías españolas... De verdad, ¿esta gente come lo mismo que el resto de la humanidad o es que yo lo estoy dejando y ya siento cómo me golpean las iluminaciones?