Quisicosas

Macron se hace un Sánchez

Unos quieren subir los impuestos, los otros, bajarlos. Unos quieren más gasto público, los otros, recortes serios. La inestabilidad que vivimos aquí se va a trasladar a nuestros vecinos galos

Un enorme suspiro, como de una gigantesca vaca cansada, se escuchó el domingo tras las elecciones francesas. Izquierda, centro, derecha moderada e instituciones de la UE habían conjurado el peligro. Emmanuel Macron calcó el método de Sánchez tras la victoria del centro derecha en las autonómicas españolas del 23, convocar a prisa y en pleno mes de julio. Presionado por el fulgurante triunfo de Le Pen en las europeas, el presidente francés disolvió el Parlamento y anunció elecciones. El resultado, en ambos casos, fue un triunfo pírrico, con las cámaras más divididas que nunca y la necesidad de pactos imposibles. El francés tendrá que pactar, también, con el diablo.

Así que Macron camina hacia el modelo Frankenstein patentado en España. Será un ejecutivo factible pero imposible, donde los que han reformado las pensiones para recortarlas tendrán que tender la mano a los que quieren derogar la reforma. Aunque se deje de lado a Mélenchon, (que es antieuropeísta y pro Putin y quiere un impuesto a los ricos) las diferencias entre ecologistas, socialistas, liberales y republicanos son brutales. Unos quieren subir los impuestos, los otros, bajarlos. Unos quieren más gasto público, los otros, recortes serios. La inestabilidad que vivimos aquí se va a trasladar a nuestros vecinos galos. Y eso genera inevitablemente desencanto, que es el líquido amniótico del embarazo de la ultraderecha. Su garantía de desarrollo y parto.

Por debajo del bonito vestido tejido con las portadas del lunes, asoma la enagua de Marine Le Pen. Frenarla ha supuesto un violento esfuerzo del votante que, por toda Francia, se ha tapado las narices a los hedores de sus rivales tradicionales. En muchas circunscripciones la izquierda y el centro unidos apenas han vencido por los pelos al candidato de Reagrupamiento Nacional. Y en otras se han producido interesantes aberraciones: los electores comunistas y socialistas han relanzado en Loire a Laurent Wauquiez, de los Republicanos más conservadores, que se había estrellado previamente. En Calvados, la izquierda ha tenido que apoyar a Elisabeth Borne, autora de la polémica reforma de pensiones. ¿Cuánto tiempo puede taparse la izquierda la nariz? En el momento que respiren, la ultraderecha avanzará. Ya lo está haciendo, al calor de las desavenencias postelectorales. Y nadie en el poder puede competir con las embriagadoras promesas de quien no ha tocado poder aún.

La realidad es que RN es el mayor partido político único de Francia, ya que sus dos bloques rivales son coaliciones (Frente Popular y Juntos). Que la izquierda ha salvado los muebles, pero no tiene mayoría para gobernar y que los macronistas han pasado de 245 escaños en 2022 a 168 en 2024. Tanto Sánchez como Macron han perdido y, tras el contorsionismo político, les espera el salto mortal.