Al portador
El miedo del político ante la urna
«La ventaja de los populares en las encuestas es menos ventaja. El Gobierno se mete en charcos, pero los del PP también patinan»
Stéphane Mallarmé (1842-1898), el gran poeta francés padre del simbolismo, iniciaba su última y más aclamada obra, también hermética, con un verso sugerente y enigmático: «Un golpe de datos jamás abolirá el azar». En vísperas de Semana Santa, la moneda –acaso el dado– electoral ya gira en el aire, sin que nadie tenga certeza de qué lado caerá. En los comicios municipales y autonómicos de mayo, pero todavía menos en las generales de final de año. Cualquier pequeño detalle, más o menos intrascendente, puede hacer variar el resultado final, es decir, no el veredicto director de las urnas, sino quién gobierna en cada sitio y en cada momento, porque en España gana el que gobierna. Así de claro, de democrático y de justo o injusto, según se mire. Los nervios y las histerias aumentan conforme se acercan las citas electorales. En todas partes cuecen habas. En el PSOE de Sánchez y en la Moncloa, en el PP de Feijóo, por no hablar del conglomerado que hay alrededor de Yolanda Díaz, con su acto de afirmación el próximo domingo, y Unidas Podemos y sus enredos, sin olvidar a Vox y sus astracanadas.
La ventaja del PP en las encuestas esta semana, más allá de las de Tezanos, es menos ventaja y Sánchez resiste, a pesar de todo. ¡Ojo! Hay partido. Los últimos sondeos han disparado las alarmas entre los populares, en donde los más forofos o los menos avisados descontaban victorias electorales casi sin bajar de autobús. El Gobierno, con la ayuda impagable de sus socios, sobre todo podemitas, se mete una y otra vez en charcos peligrosos, desde «el solo sí es sí» hasta la reforma legal que ha permitido la mofa del regreso de Clara Ponsatí a España para que la detuvieran, con televisiones en directo, y la tuvieran que soltar. El PP, por su parte, comete más errores de los lógicos o cae en trampas para elefantes o inexpertos, a pesar de que Feijóo, como buen gallego, sea desconfiado. Peter Handke, premio Nobel 2019, escribió «El miedo del portero al penalti», novela en la que el lector debe completar los huecos que el autor deja de forma deliberada para terminar de construir la historia. Son los huecos que hacen que los políticos, al final, sientan miedo ante la urna, porque, el azar –aunque España no perdió con Escocia por azar– siempre estará ahí, como dice el verso de Mallarmé.
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