La situación

El peligro de las expectativas

«La maquinaria expansiva de Moncloa ha conseguido un éxito incuestionable: que cada informe de la UCO o decisión judicial se convierta no en un frenazo a sus expectativas de voto, sino en un reforzamiento de su posición política»

Una de las recomendaciones que un asesor político puede hacer a su cliente (ya saben que determinados asesores trabajan para el mejor postor, sin problema ideológico alguno) es que eviten diseminar expectativas de éxito demasiado optimistas durante las campañas porque, llegada la noche electoral, incluso una victoria se puede interpretar como un fracaso. El PP experimentó un episodio como este el 23 de julio de 2023, cuando ganó las elecciones, mientras Pedro Sánchez celebraba su derrota en la calle Ferraz, acompañado de su esposa –hoy imputada–, y de su secretario de organización –hoy en la cárcel–.

Varios sondeos auguran que PP y Vox sumarían mayoría absoluta si las elecciones se celebraran ahora. Y es posible que fuese así. Pero hay dos elementos que matizan esa profecía. Una es que un gobierno de coalición del PP con Vox, o del PP en solitario apoyado por Vox, sería un espectáculo no menor que aquel al que asistimos ahora con PSOE y Sumar en el poder, con Puigdemont, Junqueras y Otegi en la sala de máquinas.

Otro matiz hay que avizorarlo en un probable incremento de los votos del PSOE, que los sondeos más sanchistas ya prevén (el del CIS, con apasionamiento), y que no es descartable debido a la progresiva implosión de la extrema izquierda: el acelerado proceso de autodestrucción de Sumar y Podemos, que puede derivar en una fuga masiva de votos de ese sector social hacia su más axiomático representante actual: Pedro Sánchez.

La maquinaria expansiva de Moncloa ha conseguido un éxito incuestionable: que cada informe de la UCO o decisión judicial se convierta no en un frenazo a sus expectativas de voto, sino en un reforzamiento de su posición política. Y si esos casos llegan a juicio, se plantearán dos nuevas opciones de victoria para el presidente: si los acusados son declarados inocentes, ganará Sánchez; y si son declarados culpables, ganará Sánchez, porque conseguirá que sus feligreses consideren que las sentencias son el fruto del lawfare promovido por la ultraderecha judicial. En ambos casos, se podría producir una intensa movilización electoral en favor del presidente. Win win.