
Apuntes
Los sueños de Trump con el «gran garrote»
Uno no tiene el mejor ejército del mundo para que te traten en Panamá como a los chinos
No se puede estar más de acuerdo con el electo presidente norteamericano Donald Trump y su visión de la política internacional, por otra parte, tan arraigada en la praxis de la primera potencia del mundo. La realidad es que los ciudadanos estadounidenses han hecho grandes sacrificios para levantar el mayor ejército, el más potente y el más preparado del mundo. Y lo han hecho a costa de unos servicios públicos de salud manifiestamente mejorables, unas pensiones públicas que, a falta de planes de ahorro privados, obligan a prolongar la vida laboral hasta los setenta años; un sistema educativo público convertido en aparcadero de adolescentes y unas infraestructuras que en muchos lugares del país se caen, literalmente, a pedazos. Existe la excelencia, claro, pero cuesta una pasta. De ahí, que las propuestas de Trump de recuperar el canal de Panamá, hacerse con Groenlandia o imponer aranceles a esos aprovechados europeos con su Seguridad Social, seguro de desempleo, ingresos mínimos vitales y pensiones por encima del salario mínimo, que racanean a la hora de contribuir al gasto militar de la OTAN y pretenden eliminar los arsenales atómicos del mundo sean las mismas que uno tomaría de disponer de ese «gran garrote» teorizado por Alfred Mahan a finales del siglo XIX. No es de recibo, como dice Trump, que los mercantes norteamericanos tengan que pagar lo mismo que los chinos para cruzar el canal de Panamá. Al fin y al cabo, no provocó Theodore Roosevelt la separación panameña de Colombia en 1903 para que te traten como a un chino cualquiera. Basta con volver a invadir a los panameños que, total, ya estaban acostumbrados a ver pasar los blindados estadounidenses por la avenida de España. No creo que puedan resistir más de un par de días y, si no, que se lo pregunten a los veteranos de Noriega y a los familiares de los vecinos abrasados con napalm en el barrio del Chorrillo, que uno estuvo allí y lo vio. Lo mismo reza para Groenlandia. Leo que el gobierno danés, titular de la soberanía del gran territorio helado y prácticamente vacío, pretende destinar algo más de mil millones de euros en reforzar la defensa groenlandesa. Al parecer, quiere construir un aeropuerto para que operen los cazabombarderos F-35 y piensa doblar las unidades militares de trineos con perros, que también hacen funciones de carácter civil. Pueden ahorrarse los mil millones y dedicarlos a expulsar inmigrantes sirios y afganos, que basta con un solo portaaviones norteamericano y una brigada de Marines para hacerse con un territorio al que, si se confirman las previsiones de deshielo, le van a «nacer» minas de litio, hafnio o tántalo –por no hablar de las reservas de petróleo– que es lo que de verdad pone cachondo a Donald Trump y al complejo militar-industrial estadounidense.
Nosotros, los españoles, que ya sufrimos la política de las cañoneras en Puerto Rico, Filipinas, Guam y las Marianas, apenas tenemos algo ya que perder, a menos que a Trump se le antoje jugar al golf en Canarias, y ya encontraremos otros mercados para el aceite de oliva, que es lo único que no se produce en los países del Mercosur, pero Panamá y Dinamarca deberían ir pensando en hacerse con una media docena de bombas atómicas, con sus misiles de crucero, a ser posible, en submarinos, que a todos los Roosevelt siempre les da por lo mismo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar