«De Bellum luce»

El teatro de activistas bien pagados

La inyección material o la paga que llega del sanchismo oficial a cambio de que aquí todos ciegos y sordos para defender lo que jamás sostendrían

Isabel Díaz Ayuso tiene la gran suerte, política, de sacar de madre al presidente del Gobierno. Pedro Sánchez está desquiciado con la presidenta madrileña y ha sido esto lo que ha llevado a su fiscal general a una condena histórica por filtrar datos de conversaciones privadas entre la Fiscalía y un empresario (pareja de la presidenta). Ella tiene mayoría absoluta, y el presidente del Gobierno, un partido en estado de crisis permanente en Madrid. Además, carga con otros dos sonoros goles que se ha metido en portería propia y a favor, justo, de la que juega en casa, de la que le saca de madre. Sánchez perdió contra Ayuso en pandemia, como otros tantos dirigentes del PP, y ha vuelto esta semana a salir trasquilado por esa pulsión patológica para agitar a su fiscal general fuera de los límites que le permiten la ley. Todo a beneficio de Moncloa, y en lo que él pensaba que iba a ser una jugada maestra contra su enemiga. La fijación política del Gobierno con la Juana de Arco de la derecha madrileña es digna de estudio. Y también el sectarismo de una izquierda que estaría ya haciendo guardia en la puerta de La Moncloa para exigir las responsabilidades «in vigilando» si Cerdán, Leire, Ábalos, Koldo, García Ortiz, la mujer o el hermano fueran íntimos o parientes de un presidente del Gobierno de la derecha.

Pero ande yo caliente... Porque, en el fondo, lo que se mueve detrás de estos apoyos incondicionales, y a espaldas del más mínimo sentido común, es solo esto. La inyección material o la paga que llega del sanchismo oficial a cambio de que aquí todos ciegos y sordos para defender lo que jamás sostendrían, con la excusa de su alta dignidad ética y moral, si el color del Gobierno fuera otro. ¿Que por qué lo hacen? Pues, por ejemplo, aquel y aquella porque con dinero público, y en la televisión pública, se les paga como portavoces externos de Moncloa. A la otra, porque no se ha visto en otra, valga la redundancia, en el disfrute de estilismos poco coherentes con la estirpe sindicalista. Al del editorial escrito en Moncloa, porque el digital no marcha como dice si sólo viviera de las aportaciones de los que le leen... Este teatro de activistas bien pagados chilla que hay «un golpe de Estado» contra el fiscal, cuando sólo hubo un mal movimiento político de Sánchez, al que se prestó su domado fiscal, y los dos han acabado estampados contra el muro.