
Santoral
¿Qué santo se celebra hoy, 23 de noviembre? Todo lo que debes saber del santoral de hoy
Hoy se conmemora la figura de San Clemente I, cuarto Papa de la Iglesia Católica y patrono de los marineros

El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
¿Qué santos se celebran hoy, domingo 23 de noviembre?
- San Anfiloquio de Iconio: Obispo del siglo IV en la actual Turquía, amigo de san Basilio y san Gregorio Nacianceno, defensor de la fe frente al arrianismo.
- Santa Cecilia Yu So-sa: Viuda laica coreana del siglo XIX, martirizada en Seúl durante las persecuciones contra los cristianos.
- San Clemente de Metz: Primer obispo de Metz (Galia), recordado como evangelizador de esa región en el siglo IV.
- San Columbano de Luxeuil: Monje irlandés de los siglos VI-VII, gran misionero en Europa y fundador de monasterios como Luxeuil y Bobbio.
- Santa Felicidad de Roma: Viuda romana del siglo II, mártir junto a sus siete hijos, modelo de madre cristiana.
- San Gregorio de Agrigento: Obispo de Agrigento (Sicilia) en el siglo VII, conocido por explicar la Sagrada Escritura al pueblo sencillo.
- Santa Lucrecia de Mérida: Joven virgen y mártir emeritense de la persecución de Diocleciano, testigo de la fe en la Hispania romana.
- Santa Mustiola: Noble cristiana del siglo III, mártir en Chiusi (Toscana) y patrona de la ciudad.
- San Severino de París: Santo del siglo VI que vivió recluido en una celda en París, dedicado a la oración y la contemplación.
- San Sisinio de Cícico: Obispo y mártir del siglo IV en Cícico (Helesponto), ejecutado tras torturas en la persecución de Diocleciano.
- San Trudón de Sarquinium: Presbítero del siglo VII en la actual Bélgica, que empleó su fortuna en fundar un monasterio origen de Sint-Truiden.
- Beata Margarita de Saboya: Noble italiana del siglo XV, viuda que se hizo dominica y fundó un monasterio en Alba (Piamonte).
- Beata María Cecilia Cendoya y Araquistain: Religiosa española, mártir de la Guerra Civil (1936), beatificada junto a sus hermanas de comunidad.
- Beato Miguel Agustín Pro: Sacerdote jesuita mexicano fusilado en 1927, famoso por morir perdonando a sus verdugos.
San Clemente I: Vida y Pontificado
San Clemente I fue el cuarto Papa de la Iglesia Católica desde aproximadamente el año 88 hasta el 97 d.C. y es considerado uno de los llamados 'Padres Apostólicos', porque vivió muy cerca del tiempo de los apóstoles.
La tradición antigua dice que ejerció su ministerio en una Iglesia aún perseguida por el Imperio romano, probablemente bajo Domiciano. De su pontificado se conoce, sobre todo, una obra: la Primera carta a los Corintios, escrita desde la Iglesia de Roma a la comunidad de Corinto para intervenir en un conflicto interno y pedir la restitución de unos presbíteros injustamente depuestos. En esta carta se ve cómo Roma ejerce ya una autoridad moral y doctrinal sobre otras iglesias, y cómo se entiende el ministerio ordenado (obispos/presbíteros y diáconos) a finales del siglo I.
Canonización y Legado
Como todos los primeros mártires y papas, San Clemente no fue canonizado con un proceso moderno, sino que su culto nació espontáneamente en la Iglesia y quedó fijado en los calendarios litúrgicos; su fiesta se celebra el 23 de noviembre en la Iglesia latina. Es venerado por católicos, ortodoxos, anglicanos y algunas comunidades luteranas.
Su legado principal es teológico y eclesial: la Primera carta de Clemente es uno de los textos cristianos más antiguos fuera del Nuevo Testamento y se ha visto como un puente entre los apóstoles y los Padres de la Iglesia, testimonio temprano de la sucesión apostólica, de la estructura ministerial y de la primacía romana. Por eso se le incluye entre los Padres Apostólicos y se le representa a menudo con vestiduras papales y el símbolo del ancla, recordando su martirio.
Exilio y Muerte
La tradición cuenta que el emperador Trajano desterró a San Clemente a la región de Quersoneso, en Crimea, para trabajos forzados en canteras. Allí, según las actas legendarias, Clemente consoló y evangelizó a los presos, e incluso obró el milagro de hacer brotar agua para los condenados.
Como consecuencia de ese influjo, las autoridades habrían ordenado su ejecución: fue atado a un ancla y arrojado al mar. Este modo de martirio explica que el ancla sea su atributo en el arte cristiano y el motivo por el que se le considera patrono de los marineros y de ciertos oficios, como los canteros y marmolistas.
Siglos más tarde, la tradición cuenta que San Cirilo, evangelizador de los pueblos eslavos, trasladó algunas reliquias de San Clemente desde Crimea a Constantinopla y luego a Roma, donde hoy la basílica de San Clemente guarda memoria de su tumba y de su testimonio martirial.
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