Tribuna

Tifariti, 50 años

Resulta evidente que el Ejército español cumplió sobradamente con sus obligaciones en el Sahara

Actualmente el Sáhara Occidental se encuentra dividido en sentido Norte-Sur en dos zonas: la ilegalmente dominada por Marruecos, al Oeste y lindando con el Océano Atlántico, que supone el 80% del total; y la zona liberada, al Este, en el interior y bajo el control de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

En la zona liberada se encuentra Tifariti, la mayor población saharaui libre de dominio marroquí, en la prolongación de la línea El Aaiún-Smara y muy cerca ya de la frontera con Mauritania. Tifariti tiene un significado especial para los saharauis, ya que es el centro administrativo de la RASD, habiendo desarrollado sus infraestructuras con edificios gubernamentales, un hospital, escuelas, centros culturales e, incluso, una Universidad, fundada en 2012.Tifariti alberga actos de especial relevancia como celebraciones del aniversario de la RASD o desfiles militares para fortalecer su reivindicación e independencia.

Sin embargo, Tifariti fue también escenario del combate más relevante de cuantos hubo en el conflicto del antiguo Sahara español, a excepción del que se libró en Edchera en 1958. En efecto, el 18 y 19 de diciembre de 1974, en fechas atrás se ha cumplido 50 años, se produjo un enfrentamiento armado entre tropas españolas y el Frente Polisario, que ocasionó 6 muertos y 11 heridos por parte española (5 muertos y 8 heridos eran saharauis) y por parte del Frente Polisario hubo 6 muertos y 3 heridos.

El Frente Polisario, posiblemente pretendiendo una acción propagandística de su causa, atacó Tifariti en la madrugada del 18 de diciembre de 1974, con el objetivo de secuestrar a un intérprete local de la oficina gubernativa. Tras fracasar en su intento, los atacantes tuvieron que retirarse hacia Mauritania, refugiándose en Gor le Freinina, donde realmente sucedieron los combates. Era una zona de cuevas donde los polisarios habían dejado previamente víveres, municiones y agua. En su persecución, una patrulla de la Policía Territorial -unidad militar del Sahara con misiones de orden público y seguridad, con mayoría de personal autóctono- fue emboscada, muriendo cinco agentes y otros ocho resultaron heridos, todos ellos locales. El jefe de la patrulla española solicitó refuerzos que le fueron enviados por vía terrestre y aérea.

Mientras llegaban los primeros a través de 170 kilómetros de pistas de tierra, se ordenó el helitransporte de una sección de Operaciones Especiales del 4º Tercio de la Legión, al mando del entonces teniente Don Mariano Cuesta Núñez, poniendo al frente de toda la operación al entonces comandante Don Agustín Muñoz-Grandes. Los legionarios del teniente Cuesta Núñez combatieron con los polisarios atrincherados en las cuevas, sosteniendo un intenso fuego en un entorno desafiante. En esta compleja situación, y bajo el hostigamiento de los polisarios, se llevó a cabo con éxito la evacuación de los heridos.

Al día siguiente, 19 de diciembre, una segunda sección de Operaciones Especiales del mismo Tercio de la Legión, al mando del entonces teniente Don Enrique Alonso llegó como refuerzo, también helitransportada. Mientras se exploraba el terreno, el sargento Don José Carazo Orellana, que mandaba un pelotón de la sección del teniente Cuesta Núñez, fue abatido, convirtiéndose en el primer caído de una unidad de Operaciones Especiales del Ejército español. En el enfrentamiento murieron 6 polisarios y otros 3 fueron heridos.

Desde un punto de vista estrictamente militar, podríamos calificar la respuesta española como de razonablemente exitosa, en la que se pudo apreciar una pronta y ágil respuesta en lo que fue la primera operación aeromóvil del Ejercito español en zona de combate, así como la primera acción de unidades de Operaciones Especiales, constatándose el valor de los legionarios que, como es su costumbre, combatieron eficazmente bajo intenso fuego. Igualmente, es de justicia reconocer el arrojo y audacia de los polisarios que llevaron a cabo una atrevida infiltración en zona hostil y, aunque no consiguieron su objetivo, pusieron en serios apuros a sus perseguidores, causándole dolorosísimas bajas.

Desde el punto de vista político, con la perspectiva que dan estos 50 años transcurridos, el análisis debe ser necesariamente diferente. España y el Frente Polisario nunca debieron combatir entre sí: el enemigo era otro, según se ha podido constatar posteriormente. La descolonización del Sahara se debió haber efectuado de forma pacífica y ordenada, de acuerdo con el Derecho de Autodeterminación del Pueblo saharaui, según los principios de la ONU. Sin embargo, el Gobierno español de la época, aunque en una situación ciertamente crítica, no cumplió con las obligaciones que le demandaba el Derecho Internacional, transfiriendo la administración del Sahara a traces de una norma nunca publicada en el BOE y, por ello, ineficaz según el derecho español.

Pese a todo, resulta evidente que el Ejército español cumplió sobradamente con sus obligaciones en el Sahara, a pesar de la precariedad de medios materiales y que la inmensa mayoría de sus componentes no participaban de las decisiones gubernamentales. La disciplina es así.