Vulneración del derecho al honor

Al portador
«El presidente americano se lo ha puesto fácil al inquilino de La Moncloa. En España, llevarle la contraria es todo un activo»
José María Sanz Beltrán, conocido por su nombre artístico, «Loquillo», es un rockero, nacido en Barcelona, que canta en castellano, que dice que «ser chulo es un arte». Un día, en vísperas del Mundial de fútbol que España ganó en Sudáfrica, corrió para saludar y hacerse una foto con Zapatero –son de la misma edad–, pero tampoco habría hecho ascos a otro inquilino de La Moncloa. Loquillo, que tiene su mérito, quizá no sea un intelectual preclaro, pero no deja de tener su parte de razón. Donald Trump, por un lado, y Pedro Sánchez, por otro, lo demuestran una y otra vez. El presidente americano, porque en su estrategia, arremete contra todo lo que se mueve y le disturba. Intenta liderar el mundo para su propio beneficio y ya está. Pedro Sánchez, «asediado», muy entre comillas, por casi todos los frentes, ha encontrado un aliado inesperado en el presidente americano. «Contra Trump vivimos mejor», es el eslogan de cabecera estos días de los estrategas monclovitas que, por supuesto, lo negarán. El inquilino de la Casa Blanca acusa al de La Moncloa de que España no gasta –invierte– lo necesario en defensa.
Pedro Sánchez, con la sordidez de los líos de Ábalos, Koldo y Cerdán y compañía en primer plano, celebra las críticas y embestidas del presidente americano. Es todo un balón de oxígeno y un elemento impagable de distracción, solo equiparable a la petición del juez Juan Carlos Peinado de que el Supremo encause al ministro Bolaños. Hay torpezas infinitas. Si el alto tribunal, como es bastante probable, desestima el asunto, el juez –con una maniobra no muy hábil– habrá dado munición extra y contundente al líder del PSOE, decidido –al menos por ahora– a resistir, sobre todo porque cualquier otra opción es peor para él y el futuro, sorpresas incluidas, está por escribir. No es probable, pero tampoco es imposible que escampe o llueva menos para ese personaje que dicen que no lleva a ninguna parte al PSOE, ni tampoco al país, al ponerse de perfil con la OTAN. Eso sí, nunca hay que desperdiciar la oportunidad de, aunque sea de cara a la galería y a la clientela más fiel, llevarle la contraria a un tipo como Trump. De chulo a chulo, porque, al fin y al cabo, y eso en España incluso puede dar votos, «ser chulo es un arte», como cantaba el rockero nacional Loquillo.
Vulneración del derecho al honor