Tribuna

Visiones sobre liderazgo

Se ha presentado en España el libro «Liderazgo: seis estudios sobre estrategia mundial», «con cierto aroma de testamento intelectual»

Una propuesta de la Asociación Balear de la Empresa Familiar para intercambio de experiencias sobre liderazgo, me ha llevado a reflexionar sobre los nuevos parámetros que hoy lo condicionan. Entran en ellos unas recientes memorias de Henry Kissinger, sobre un tema que estudian permanentemente nuestras Fuerzas Armadas, y para ser actuales, como se podrían interpretar las conductas de nuestros líderes políticos en las últimas elecciones del 28 de mayo, rumbo a las próximas de julio.

Hablo de una asociación de empresas que dan empleo a 47.515 personas con un volumen de negocio de 4.775 millones de euros equivalente al 17% del PIB generado en las Baleares. Tengo claro que tras estas cifras hay líderes indiscutibles, patriarcas familiares, trabajadores de sol a sol; personas con visión de futuro.

De Kissinger (Fürth, 1923) cumplidos sus cien años, se ha presentado en España su libro «Liderazgo: seis estudios sobre estrategia mundial» (1) «con cierto aroma de testamento intelectual». En ellos analiza las conductas de otros tantos lideres políticos: Adenauer, Thatcher, De Gaulle, Lee Kuan Yew, Anwar El-Sadat y –obligado por haber sido su Secretario de Estado– Richard Nixon, del cual no se excede en halagos precisamente. Trata de unos líderes que en su momento «tuvieron que saber renunciar» como perdedores: ya fuera la reunificación de una Alemania arruinada y culpable, a Hong Kong la joya comercial del Imperio Británico, a la Argelia francesa, al proyecto federativo de Malasia, la defensa a ultranza de Palestina o el Tratado de París tras la guerra de Vietnam. «Saber cuándo toca perder, es parte de la gramática del liderazgo». «Domesticador de realidades adversas» les llama en otro momento, porque «cualquiera puede sostener el timón cuando el mar está en calma» (2). Visión y dedicación, son los dos valores clave en el líder, según la particular visión del conocido Secretario de Estado USA.

De las Fuerzas Armadas extraigo unas brillantes ideas presentadas por el Mando de Adiestramiento y Doctrina (MADOC) en la Revista Ejército (3) bajo el título de «Cultura de liderazgo de mando, orientado a la misión». «Esta cultura, llamada también “salud corporativa” es el conjunto de percepciones, sentimientos, actitudes, hábitos, creencias, valores, tradiciones y formas de interacción dentro y entre los grupos existentes en todas las organizaciones; podríamos definirla como “el alma” el gran intangible, conjunto de factores que influyen en su personalidad, en su manera de sentir y de comportarse». Debemos ser conscientes de que el siglo XXI y su velocidad lo han cambiado todo y lo seguirán haciendo. «Ya no hay tiempo para que todas las decisiones se tomen en la mesa del jefe, ni de comprobar su cumplimiento». Ahora se necesitan líderes subordinados que entiendan el propósito de una operación y estén comprometidos con él. «Líderes proactivos que aprovechen las oportunidades que el campo de batalla les va a ofrecer y que trabajen con equipos de confianza». Estas dinámicas articularán la organización como un auténtico equipo de equipos, con líderes comprometidos con el propósito de todos. El magnífico artículo se apoya en una escogida fotografía en la que un grupo de remeros sortean los peligros de un rápido en un río de aguas bravas: «los remeros responden con iniciativa y responsabilidad las oportunidades que el río presenta». Siguiendo con el símil náutico diferencian el mundo del remo en el que un patrón marcaba el ritmo y los remeros obedecían al unísono (dirección por instrucciones) del mundo de la vela, donde cada marinero tiene diferentes tareas que se ejecutan coordinadamente a las órdenes del capitán de la embarcación (dirección por objetivos). «Hoy estamos –ratifican– en el mundo del “rafting”. Cuando la barca llega a unos peligrosos rápidos, cada remero actúa de manera independiente acorde con el propósito de todos». «En ocasiones remará; en otras ayudará a un compañero; en otras nos separará de una piedra». Tendrá absoluta iniciativa, disciplinada al propósito de no volcar y seguir el viaje. En este momento lo único que le resta al jefe es animar, después de que en aguas tranquilas, progresivamente, haya logrado consolidar un equipo basado en la confianza, en la madurez de sus componentes y haya imbuido en ellos el compromiso con el propósito y la responsabilidad para la toma de decisiones en un futuro imprevisible.

Pienso en las diferentes formas de actuar de nuestros líderes políticos en los procesos electorales: quien da iniciativa a sus barones, sorteando dificultades; quien centraliza todas las decisiones y arrastra la embarcación contra las rocas, recurriendo además a forzadas adhesiones «a la coreana» como la del 31 de mayo en el Congreso. Luis del Pino, (4) nos recordaba recientemente: «en las galeras, los remeros estaban encadenados a sus bancos; los primeros interesados en que el barco no se hundiese, eran los propios esclavos».

(1) «Liderazgo». Editorial Debate; (2) La frase se atribuye a Publio Siro (83 a 43 a. C.); (3) Revista Ejército. Num.983. Marzo- abril 2023; (4) El mejor analista del 11-M y sus trágicas consecuencias, incluidos Marruecos y el contencioso del Sahara

Luis Alejandre Sinteses general (R).