
Congreso Nacional del PP
La nueva dirección del PP coloca contrapesos a Ayuso y Moreno
El líder del PP completa un organigrama con el que toma todo el control de la formación y encarrila un Congreso Nacional de unidad al pactar todas las enmiendas a las ponencias

El Partido Popular ya cuenta con una nueva dirección. El organigrama, que será ratificado este fin de semana en el Congreso Nacional que se celebra en Madrid, lo encabezará Alberto Núñez Feijóo, el capitán supremo. Después, Miguel Tellado, general secretario, que recibe súperpoderes. Es la persona de máxima confianza del presidente popular desde su etapa en Galicia y, a partir de ahora, manejará el aparato y la organización territorial.
Su ascenso estaba cantado. También que la vicesecretaria Ester Muñoz sería su relevo en el Congreso de los Diputados como portavoz. Los dos comparten colmillo afilado y son el único puente que queda en pie con Vox.
De los movimientos de estos días se hacen muchas lecturas entre los dirigentes del partido. «Tellado lo controla todo, porque Feijóo detecta que Ayuso es el problema mediático, pero Cuca, Bendodo y el antiguo sorayismo estaban demasiado juanmistas», opina un presidente autonómico. Para su segundo asalto, para el combate final con el «sanchismo», Feijóo quiere tener el dominio de la formación en la palma de su mano.
Nada de ruido interno, ni de disidencias, ni de debates estériles sobre una hipotética sucesión. Todos a una. Prietas las filas ante una segunda mitad de legislatura que estará marcada por el constante runrún electoral. Nadie en la formación sabe cuándo serán las próximas generales, pero todos coinciden en que, con el sinfín de escándalos de corrupción que salpican al Gobierno, podrían convocarse mañana mismo.
Otro barón territorial asegura a LA RAZÓN que el presidente nacional ha diseñado una cúpula «electoralizada» que tiene fecha de caducidad: «Dos años». El tiempo que le da a la caída de Sánchez. Si no es antes. En el nuevo politburó destaca el fichaje de Alberto Nadal, que fue secretario de Estado por partida doble en tiempos de Mariano Rajoy. Primero, de Energía y luego de Presupuestos y Gasto. Ahora, asume el área económica, junto a la de Desarrollo Sostenible.
Su incorporación se hará efectiva en septiembre, cuando finalice su periplo laboral en el Banco Interamericano de Desarrollo. Su entrada no hace de menos a Juan Bravo, que sigue de vicesecretario con las funciones de Hacienda, Vivienda e Infraestructuras. Dos perfiles para armar una propuesta económica que recupere una bandera de la que el PP siempre presumió: la gestión económica.
Este viernes, antes de iniciar el cónclave, Feijóo comunicó todos los cambios y zanjó la incertidumbre de los equipos. Su objetivo último es que en las próximas horas toda la atención recaiga en los discursos y en la etapa dorada que atraviesa su formación. La de «mayor cohesión» que se recuerda desde su refundación, allá por 1990, coincide el grueso de la dirigencia.
No quedan vivas las enmiendas a las ponencias
Buena prueba del estado anímico del PP es la ausencia de debate ideológico. Según confirman a este diario fuentes del equipo encargado de redactar la ponencia, no quedará ni una sola enmienda viva para la ponencia ideológica. Tampoco para la de estatutos. Una situación inédita que no se recuerda en citas orgánicas pretéritas.
Hasta el presidente del partido en Cataluña ha claudicado en su empeño de establecer un veto a Junts en el apartado de los pactos y ha optado por tender puentes con Feijóo. La unidad por encima de todo. Según apunta otro barón, el partido ha cerrado filas, en parte, gracias al «antisanchismo», la verdadera brújula ideológica, la principal argamasa.
Si a nivel orgánico el PP es una «balsa de aceite», en buena medida se debe al compromiso que todos los cargos han asumido para rubricar esa llegada a la Moncloa que se frustró en las últimas generales por miles de votos. Ayer, en un discurso improvisado ante Aznar y Rajoy, Feijóo lo dejó claro: «Vamos juntos a por el futuro que España se merece».
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