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Los obispos alemanes fichan a una mujer para que coordine a toda la Iglesia germana

Por primera vez una teóloga es elegida como secretaria general de la Conferencia Episcopal de Alemania

Beate Gilles
Beate GillesSASCHA STEINBACH / POOL / POOLEFE

La Conferencia Episcopal alemana ha roto un nuevo techo de cristal para la mujer al nombrar a una mujer como secretaria general, una labor que hasta la fecha estaba encomendada siempre a varones. Sobre todo, teniendo en cuenta que se trata además de un organismo que, aun representando a toda la Iglesia de un país, en fondo y forma no deja de ser la entidad que aglutina a todos los obispos, todos hombres.

De ahí la relevancia de la designación de la teóloga especializada en liturgia Beate Gilles, de 50 años, que sustituye al jesuita Hans Langendörfe. Además, se da la circunstancia de que Gilles no es tampoco religiosa, pero sí una vieja conocida de los pastores germanos en tanto que es la hasta la fecha era la responsable del departamento de juventud y familia de la diócesis de Limburg.

Como ha sucedido en anteriores ocasiones, Gilles han sido elegida en votación durante la celebración de la Asamblea Plenaria. Su cargo no es ni mucho menos, menor, en tanto que la Secretaría General de cualquier Conferencia Episcopal del planeta tiene encomendadas tareas tales como llevar el día a día de la Casa de la Iglesia, preparar las diferente reuniones de los obispos y suele tener asignadas labores de representación institucional y portavocía. Entre estas tareas cotidianas se incluye desde la gestión financiera a la coordinación de todos y cada una de las áreas pastorales.

Es un momento lleno de retos y también muy emocionante para la Iglesia en Alemania. Con el proceso de reformas y el camino sinodal ha empezado algo nuevo”, expresó Gilles sobre su nombramiento, enmarcado dentro de un proceso de reflexión en el que ha entrado la Iglesia alemana de renovación de sus propias estructuras. Entre los promotores de su candidatura se encuentra el propio presidente de la Conferencia Episcopal, Georg Bätzig, que veía en su elección una asignatura pendiente de la comunidad católica para reconocer el papel de liderazgo que pueden y deben asumir las mujeres cristianas.

No en vano, Bätzing es el obispo de Limburg y, por tanto, se ha cuidado muy mucho de promocionar a alguien de su estrecha confianza con la que tendrá que trabajar codo con codo para evitar las suspicacias de algunos prelados que todavía veían con ciertas sospechas el hecho de que una mujer laica, de alguna manera, adquiera un puesto de relevancia que implique cierta subordinación episcopal.

Con este nombramiento, la pregunta resulta inevitable. ¿Sería posible que en un futuro España contara también con una secretaria general de la Conferencia Episcopal? Nada lo impide hoy por hoy desde el punto de vista estatutario, en tanto que no es un cargo que esté ligado al ministerio ordenado, es decir, no es necesario ser sacerdote y, por tanto, varón.