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El Papa Francisco: “Un político no puede propagar odio”

El enfrentamiento entre el Papa y Matteo Salvini ya no se oculta: el domingo Bergoglio le recriminó su política migratoria

Desde el Vaticano aseguran que el Papa no se ha reunido con Salvini porque «no lo ha pedido» / Efe
Desde el Vaticano aseguran que el Papa no se ha reunido con Salvini porque «no lo ha pedido» / Efelarazon

El enfrentamiento entre el Papa y Matteo Salvini ya no se oculta: el domingo Bergoglio le recriminó su política migratoria.

El enfrentamiento entre el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, y el Papa hace tiempo que dejó de ser una guerra fría. El político ultraderechista defiende una política de mano dura contra la inmigración, que choca frontalmente con la cercanía de Francisco ante los refugiados. Las diferencias se evidenciaron desde que el líder de la Liga llegó al Gobierno hace un año, pero ahora mismo ninguno de los dos líderes se preocupa por ocultarlas.

El último paso lo dio el domingo pasado el Pontífice, a quien le preguntaron durante el vuelo de vuelta de su viaje a Rumanía por la posibilidad de encontrarse con Salvini. Y tras una larga respuesta, Bergoglio terminó afirmando que «un político nunca debe propagar odio y miedo, sino esperanza».

Antes de llegar a ese punto, el Papa había reconocido que no entiende la política italiana y que no tiene ninguna intención de meterse en ella, como sí acostumbra a hacer la Conferencia Episcopal de este país. Aunque el Pontífice argentino también es el obispo de Roma y, como tal, la Iglesia local busca su opinión. Oficialmente, la inmensa mayoría del episcopado italiano respalda la posición de Bergoglio, pero al igual que ocurre con la Curia vaticana, las voces críticas también han salido a la luz. Hace un par de semanas, el obispo de Ventimiglia, una localidad fronteriza con Francia conocida por ser parte de la ruta de los migrantes, dio su apoyo al ministro del Interior italiano. Mientras, el cardenal alemán Gerhard Muller, uno de los habituales opositores de Francisco, atacó al Papa por entrar en el enfrentamiento en lugar de «dialogar con todos, incluido Salvini».

La polémica forma parte de la estrategia habitual del también vicepresidente italiano, acostumbrado a dividir y después presentarse como víctima de los ataques.

En las últimas semanas ha vuelto incorporar a su discurso político besos al rosario, oraciones «al corazón inmaculado de la Virgen» y referencias a teólogos. Un recurso que ya le costó los reproches del Vaticano en la campaña electoral de hace un año, cuando le criticaron por hacer uso partidista de los símbolos religiosos.

Detrás de esta estrategia se aprecia la mano de Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump, quien defiende el enfrentamiento directo con Francisco para debilitar esta visión opuesta a su política de cierre de fronteras. Bannon se apoya en un sector ultraconservador de la Iglesia estadounidense y ha encontrado en Salvini a su mejor aliado en Europa.

El líder de la Liga, al que no se le conocían fuertes convicciones religiosas, de repente se ha vuelto un fanático de Benedicto XVI y de cardenales como Robert Sarah, otro de los opositores declarados del Papa. En un mitin en Milán antes de las elecciones europeas junto a otros líderes de la extrema derecha europea, Salvini criticó abiertamente al Papa y sus seguidores aplaudieron enfervorecidos.

Polémica con el limosnero

A Jorge Mario Bergoglio le fotografiaron hace meses con una chapa en la que pedía que se abrieran los puertos, en referencia a la dura política migratoria de puertas cerradas que mantiene el Gobierno italiano. Y también se produjo polémica cuando el limosnero del Vaticano, el cardenal Konrad Krajewski, acudió a un edificio ocupado por varias familias pobres de Roma para devolverle la luz a decenas de familias que vivían allí. Ante la posibilidad de que el Papa se reuna con Salvini, desde el Vaticano responden que el ministro «no lo ha solicitado».